Archivos para febrero, 2011

Chihuahuense entre argentinos...

Chihuahuense entre argentinos...

Chihuahua nunca ha formado parte de la escasa lista de estados productores de vino en México, así que cuando Sergio me llevó esta botella mi incredulidad hizo que mi cabeza diera vueltas, pero fue aún mayor mi sorpresa cuando lo probé. Como vino debutante de esta cata fue encendiendo sonrisas de sorpresa… pero la pregunta no tardó en aparecer entre todos nosotros: ¿Lo vinificarán en Chihuahua…? no sería la primera vez que alguien compre vino a granel para embotellarlo bajo el nombre de su etiqueta. Así superó con creces las pocas espectativas que teníamos de este Vino Misión Cerocahui, sin añada y vinificado con un 55% de Chardonnay y el resto con semillon, la uva del mejor vino botrizado del mundo, Chateau D’ Yquem. Su color es amarillo con tonos verdosos, brillante. Nariz intensa a piña madura, manzana y notas de hierba buena. En boca es un grado más que abocado, yo diría que es dulce con muy buena acidez, frutal y alguien decía que lo notaba mineral, yo no.

Después llegó el turno para los malbec. El primer tinto de la noche: Febre Montmayou Patagonia 2008, hollejos, fruta negra, notas de lavanda, aceituna negra. Boca frutal, mineral de final amargo. Amauta III 2008, este segundo vino lleva un 40% de cabernet sauvignon, la mayoría a notado maderas, sin precisar si es nueva o vieja… a mí me pareció un vino con una nariz animal; almizcle, tocino y notas térreas, tierra mojada. Acidez destacada de final amargo. Mejor nariz. Las Moras Black Label 2008, color picota, aromas intensos a chocolate blanco, y notas especiadas a pimienta negra, cerezas en licor. Firme en boca, frutal, jugoso y de final amargo. Callejón Del Crimen 2005, Frutos negros, vainilla, cacao. chocolate, redondo, tanino mullido, excelente acidez y persistencia. El último fue un Felipe Rutini 2007, aromas intensos a moras. De tanino casi dulce, opiniones encontradas entre lo sutil y lo diluido, un tema que aflora en cada reunión. En general me parece un vino que guarda equilibrio entre la fruta y la acidez, pero sin emocionar a nadie. Después de diez vinos en dos catas, sigue la pregunta en el aire: ¿Cuál es el perfil de la malbec, cuál es su tipicidad..? Nadie responde. Seguiremos en la búsqueda.

Gonzalo en plena exposición... Después de saber que vendría Gonzalo Lainez a México, lo primero que pensé es que sería una magnífica oportunidad para conocerlo en persona. A Gonzalo lo sigo desde el foro de verema.com desde hace casi diez años, pero por extraño que parezca nunca habíamos coincidido en España, mucho menos me imaginé que pudiera darse el encuentro en México. Pero no es la primera vez que sucede, recuerdo cuando conocí a Pedro Aibar, enólogo de Viñas del Vero, en una presentación de sus vinos en una cadena de tiendas especializada aquí en México.

Gonzalo se desempeña como director de exportaciones de Bodegas Roda para América. Después de solicitar por correo a Gonzalo una entrada a la cata vertical, hizo todo lo posible para que asistiera. La convocatoria del periódico era contestar una trivia y ser suscriptor del mismo. El segundo requisito no lo cumplía, además de que el tiempo ya estaba encima. Afortunadamente unas horas antes recibí la grata sorpresa de que había un lugar reservado para mí.
La concurrencia fue copiosa, como suele suceder en este tipo de acontecimientos en una ciudad tan grande como lo es la ciudad de México. Sin perder tiempo llegué a la cita puntual, aquí en México somos tan impuntuales que suelen citar media hora antes de que empiece todo. Así que llegué holgadamente para registrarme y contemplar las magníficas instalaciones del periódico Reforma, aunque ya había asistido a otra degustación años atrás.
Gonzalo me había sugerido ocupar algún lugar al frente, así que me fui a la primera fila. Su presentación fue tan clara como amena, además de revelar datos muy interesantes.

En un salón impecablemente acondicionado con manteles de cata, pan, agua, unos bocadillos, y cinco copas ya servidas de distintas añadas. Comenzó su presentación. Muy interesante, ágil y amena, debo de reconocerle su vocación didáctica. Hubo varias cosas que me llamaron la atención, yo siempre había escuchado aquello de los brix y no sé cuantas historias para que el enólogo diera la esperada orden de vendimiar. Ese día supe de otros métodos, quizás menos científicos pero sí muy eficaces. El pincel, esa parte del escobajo que va pegada a la uva debe pintar la uña del dedo, las pepitas o semillas deben ser «crocantes» es decir crujientes, sin tonos de color verde, la uva al quitarle el pellejo debe tener matices pintos y no verdes… creo que estos serían los consejos de los viejos viñadores, quienes conocen la tierra mejor que la palma de su mano.
La producción de Roda es de 300 mil botellas anuales y ocupa varios sitios en los primeros lugares. La primera bodega en usar una mesa de selección, la primera en tener piso radiante en su sala de fermentación maloláctica, esto es que el piso pueda calentarse hasta que aparezcan las levaduras responsables de este proceso. Explicaba que la fermentación alcohólica en sus 17 tanques de roble permitía la polimerización de los taninos, limar esa sensación áspera.

Habló también de los nuevos proyectos de Roda: el lanzamiento al mercado de SELA la línea económica dentro de sus vinos y de la adquisición de más de 20 hectáreas ya plantadas y otras tantas de bosque en Ribera del Duero para vinificar la nueva marca: CORIMBO que en botánica es el fenómeno que se da en algunas plantas cuyas brotaciones florales están a la misma altura, como en el caso del cardo, emblema de la empresa. Espero con ansias probar esa primera añada de Ribera.

Después se refirió a las añadas que teníamos en el mantel. El quería deleitarnos con una vertical de 14 añadas… ¿Se imaginan que festín? Por desgracia la nutrida concurrencia y los tiempos no le permitieron más que una selección de cinco añadas: 95, 99, 01, 03 y 05. Parafraseando apuntaba que al elegir las mejores añadas hubiera sido tanto como montar un show, así que demostró las bondades y las inclemencias del clima que hacen sufrir al enólogo y a todos quienes trabajan en la bodega, además de las marcadas diferencias entre una añada y otra. Aunque su precio sea el mismo.

Roda I 1995: tostados, fruta roja en sazón, de taninos mullidos y buena acidez, una demostración de que estos vinos pueden evolucionar dando excelentes resultados. Roda I 1999, un año complicadísimo, 36 días por debajo de 0°C durante el invierno con una precipitación de 478,6 mm en el año vinícola, hasta ahí todo va bien… Después llegó el desastre una luna llena, ni una sola nube en pleno abril dieron como resultado una terrible helada de -4,5°C, esto hizo que los brotes se perdieran, así que atrasó el ciclo. Resultado: un vino poco expresivo en nariz de taninos muy presentes y discreto, el menos complejo de los cinco. El Roda I 2001 fue una historia muy diferente, el clima no pudo ser mejor. Madurez perfecta, 473 mm de precipitación, invierno lluvioso, primavera seca y calurosa. Corrimiento de flor, racimos sueltos, verano con humedad suficiente y para rematar un excelente otoño. Un vino firme, buen tanino, aromas a fruta negra y chocolate, final mineral. Roda I 2003, de esta añada se ha hablado de sobra, mucho calor, cuando en Haro difícilmente se rebasan los 30°C en verano, ese año hubo 15 días seguidos con más de 40°C. Es un vino goloso, fruta confitada, alcohólico… digno ejemplar de Toro, aunque debo decir que no me desagrado. Por último Roda I 2005 este año quienes no vendimiaron antes del 12 de octubre estuvieron en graves problemas debido a la lluvia. Vino joven de tanino rugoso con mucho chocolate amargo y fruta negra, estoy seguro de que unos añitos en botella lo convertirán en un gran vino. Hasta aquí la cata, yo me quedé esperando el Cirsion pero a cambio de éste nos pasaron una vasija con un poco de aceite de oliva Dauro, el mejor aceite de oliva en 2010 en España. No soy muy entendido en aceites, pero me ha gustado mucho remojado en un pan. Poco tiempo para charlar ya que al otro día iba de regreso a casa. Desde aquí mi agradecimiento por haber logrado que me colara a tan interesante cata vertical.

México 2010, Edición Limitada
No cabe duda de que cada día en los anaqueles encontramos nuevas etiquetas de vinos mexicanos. Con motivo de la conmemoración del bicentenario y centenario de la Independencia y Revolución Mexicana, respectivamente, no faltaron bodegas que se decidieran a sacar a la venta botellas alusivas a estos dos importantes acontecimientos, del año pasado. La última que encontré; México 2010, tiene en la contra etiqueta varios datos interesantes; la botella está fabricada por Vitro, nunca había visto la marca de la botella impresa. Otro dato es que se trata de «un vino colectivo…» México 2010, Edición Limitada, Elite Tinto, es un vino en cuya producción participaron veintiún bodegas diferentes de Baja California, así como una docena de variedades distintas: barbera, cabernet franc, cabernet sauvignon, cariñena, grenache, malbec, merlot, mision, petite syrah, sangiovese, syrah y tempranillo. Un coctel que yo por lo menos no había visto antes en vinos tintos. Pero lo que menos me explico es cómo pudieron participar tantas bodegas en su elaboración. Aunque señalan que participaron: «mezclando sus mejores cosechas» Me imagino que pudo haber sido más fácil que algunas aportaran las uvas o los mostos, otras las barricas, otras asesoría… O haberlo hecho de manera meramente simbólica.

Resultado: Al principio huele a cacao y tostados, girando la copa aparecen aromas persistentes a arándanos y ciruela roja, al final aflora el pimiento de la cabernet. En boca lo primero que me llama la atención es su acidez, muy viva y fresca, me recuerda la frescura de algunos blancos. Frutal, con mucha fruta roja y una nota vegetal, que distrae por momentos. La acidez crece y llega a un punto crítico, con algo de verdor sin que afecte el conjunto. Al último se desarticula un poco el conjunto, con demasiadas notas verdes… ¿Qué pasará en 24 horas…? He guardado un poco para mañana.

"Elite Tinto, vino mexicano colectivo"Para el domingo es un vino sutil, frutal, redondo. Me ha gustado más que el día de ayer, así que merece la pena decantarlo, algo que en un principio me parecía una locura por la forma como evolucionó después de que lo descorché.

Trimbach Reserve, pinot gris 2001 Hay algo en el ambiente que ya huele a primavera. Quienes vivimos pegados al Ecuador nos anticipamos a esta bellísma estación, donde todo florece y los animales se reproducen, incluidos los pájaros con sus melodiosos cantos. También es la estación donde la apetencia por los blancos comienza para desbordarse en verano, aunque por aquí en lugar de calor, llueve de manera torrencial. Afortunadamente. De otra forma no habría ser humano que lo resistiera.

Después de extirparme por la mañana, un pedazo de mi ser, un lunar que creció más de la cuenta. Compré un analgésico en la farmacia y desde mi casa hice algunas labores cibernéticas, sin necesidad de pisar la oficina. Sí, la visita al oncólogo puede poner nervioso a más de una persona, pero más vale prevenir que lamentar. Aunque confieso que mi valentía y determinación flaquearon a la hora que el médico sacó el bisturí, a pesar de las dos inyecciones de anestasia local. Como me decía un amigo de padre galeno: todo lo que te corten, debe ser analizado. Esperaré una semana para saber el resultado. Un buen pretexto para descorchar una buena botellita. Soy optimista.

Aunque tampoco había que esperar siete días. Antes de la comida bajé por una botellita de blanco, para recibir anticipadamente la primavera. Como Dios manda. La añada 2001 en Alsacia para mí resultó espectacular tomando en cuenta aquel Cuvée Frederic Emile Trimbach que descorché hace poco menos de diez meses. Hoy disfruté en toda su plenitud, un Trimbach Reserve, pinot grigio de la misma añada. Poco más de cinco años metido en bodega, lo han pulido y lo han transformado en un vino cítrico, con mucha toronja, lima y limón real, conclusión esta última de mi mujer…al final de un largo trago. Yo agregaría notas de cera de abeja, barro y piña madura. En boca es un vino entrando en la madurez con mucha casta y elegancia. Acidez perfecta. Largo y evocador. Una obra de arte en un punto de madurez que no esperaría más para disfrutar una cajita de aquí a finales del próximo verano.

Llegó un correo electrónico muy interesante a mi cuenta. Raro, rarísimo, pero de repente sucede. Gracias a Jorge quien lo envió. Se trata de un artículo de New York Times en su sección de Science sobre la fragilidad en la que se encuentran las variedades de vitis vinífera, siendo presa de enfermedades y plagas que ponen en peligro la industria moderna del vino. Todo se debe a que la reproducción sexual de las plantas no es común hoy en día, debido a la intervención del hombre. El 75% de todas las variedades están estrechamente relacionadas. Y yo agregaría que la Vitis Vinífera L. Sylvestris, una de cien especies dispersas por Europa y Asia ha dado origen al 99% de todas las variedades. El hombre es quien ha «reprimido» la vida reproducción sexual de la vid.

Si el uso alternativo de tapones sintéticos ha escandalizado tanto a los consumidores, ya me imagino lo que vendrá. Pero los dejo con el enlace. Espero sus comentarios.