Archivos para febrero, 2012

Vinos italianos por menos de 300…

Una cata para mi de oídas o de olfato… Y es que he decidido de manera libre y voluntaria durante la Cuaresma no beber ni una gota de vino. Vale la pena el sacrificio en sí mismo, así como también solidarizarme con Carlos, que ha vuelto a casa con ciertos cuidados y sin beber alcohol, por otro lado espero bajar unos kilitos, que mucha falta me hace.

Procuraré reflejar de manera fiel los comentarios vertidos alrededor de los seis vinos descorchados, sólo utilizaré tres de mis cinco sentidos: vista, olfato y oído. Aunque pienso que el sentido del oído no ayuda en la tarea de desmembrar un vino, siendo más una cuestión romántica. Pero en este caso servirá para recoger algunos comentarios que mis compañeros suelten al aire.

Empezamos con dos pinot grigio, siendo una cata de vinos italianos por debajo de los 300 pesos. Góndola 2010 un vino de la zona de Venecia, de Indicazione Geografica Típica (IGT) la antesala de la denominación de origen. Se trata de un vino de color amarillo pálido con reflejos verdosos, brillante. De nariz alegre con mucha piña, durazno y notas de heno. En boca: «Cítrico, buena acidez», «…grado alcohólico mesurado», «afrutado, muy bueno», «amable, redondo, fresco». El segundo pinot grigio fue un Gabbiano 2010, también de (IGT) vinificado en acero inoxidable, sin el menor contacto con madera, como la mayoría de los pinot grigio que he probado. Las notas: «ligero, mineral y frutal» «color platino, ligero en boca con retro muy suave» yo lo noto más pálido que el anterior, de nariz a níspero y hierba recién cortada.

Pasando a los tintos, viene otro Gabbiano esta vez un Chianti Classico del 2007. Nariz dominada por madera «vieja» y notas de fruta roja de fondo. «Ácido, le falta cuerpo, corto al posgusto», «Bueno», «mucha madera», «agradable nariz, ataque suave y prolongado, posgusto ligeramente amargo».

Podere Montepulciano D´Abruzzo 2010. Aromas a zarzamora y después cerezas en licor con una nota térrea al final. Para la mayoría resultó un vino plano, diluido por las conclusiones que saqué.

Barone Ricasoli Chianti 2010. El más caro de los seis. 295 pesos. Primer golpe a fósforo, después de un poco de aire huele a granos de café tostado ¿Será por la madera? En boca: «afrutado, ligero, ácido y de final amargo». «Bueno», «ligero, amable, cuerpo moderado»

Por último Jorio 2008. Otro montepulciano D´Abruzzo. Nariz cerrada al principio, con un poco de movimiento en la copa huele a madera y fruta roja indefinida. «Taninos buenos, ligero, astringente, buen retro-nasal», » Vino más fruta que los anteriores, con más sabor, posgusto, bastante equilibrado. Este fue el mejor». «muy bueno», «madera más cuerpo, buen ataque, buena acidez, el mejor de la noche». Así que mis compañeros. La mayoría. Le han dado el título del mejor de la noche.

Algo peor que estar presente en una cata sin probar el vino… ¿Habrá otra cosa peor…? Sí. que no es una sino dos catas. Para la próxima no se habrá cumplido la Cuaresma.

La única reflexión que cabe es que la mente es más fuerte que el cuerpo.

Akai 2009 Siguiendo con una rachita de inicio de año poco promisoria, hace unas semanas me enteré del cierre definitivo de La Gahia, un restaurante ubicado en pleno centro de la ciudad de Cuernavaca. Una muy mala noticia ya que para mi era el mejor de sus alrededores, con una atmosfera relajada y un ambiente entre hacienda morelense y chalet mediterráneo; de gruesos muros y luz dosificada… Y la cocina una exquisitez. Una verdadera pena, reflejo de la difícil situación financiera de muchos consumidores, que poco tiene que ver con nuestra tan cacareada sólida macro-economía. Pero también hay buenas noticias: Carlos se recupera, ya está en casita, aunque no podrá beber vino, ni mucho menos destilados. La gran noticia es que pudo salir de su delicado estado de salud. Enhorabuena Carlos.

Por alguna razón no predeterminada he probado algunos vinos mexicanos en últimas fechas, que no había visto en los anaqueles. Quizás ando un poco atrasado, puede ser. El primero lo compré hace unas semanas para una parillada que organizó un amigo y que tuve el honor de ser invitado con mi esposa e hijos. Así que para no llegar con las manos vacías compré dos botellas de vino y unos chorizos argentinos que por cierto quedaron muy sabrosos, sin tanta grasa como es costumbre en este tipo de embutidos. Uno de los vinos que llevé era mexicano: Akai 2009 de la bodega Santo Tomás cuya venta es exclusiva de la Europea. Agregado a un coupage bordolés una tinta italiana y otra española, con barbera y tempranillo junto con las tradicionales cabernet sauvignon y merlot. Esto da Arándanos, higos, humo, tierra mojada y notas de vainilla. De tanino dulce, acidez justa y final corto. Repetible pero sin enamorar, mejor en nariz que en boca.

El segundo mexicano fue el JC Bravo Carignan 2006 cuyos méritos se ven opacados por una arista de alcohol bastante pronunciada.
Paulinha 2010 Por último y debido a los halagadores comentarios de Dr. Salsa en su blog, visité El Isote. Un restaurante de interesantes platillos de inspiración mexicana sofisticada y petit. Patricia Quintana, reconocida chef mexicana y dueña del restaurante, cuya creatividad le ha dado aires internacionales a platillos mexicanos con su personal toque refinado y de pequeñas porciones, como lo marca la cocina de autor. Algo a lo que no estoy muy acostumbrado ya que mi prominente estómago es difícil de llenar.
Al pedir que nos llevaran a la mesa un Nebbiolo de L.A. Cetto, me dijeron que ya no había, así que me trajeron un Paulinha 2010 de Viñas Pijoan cuya etiqueta me remonta a aquella comida en Ensenada con mi amigo Valente en el restaurante Manzanilla, cuando me presentó a Pau Pijoan, a su esposa Leonora y a su hija menor Silvana. Ese día probamos un estupendo blanco que lleva el mismo nombre de su hija, y que no he vuelto a ver por ningún lado. Así como también un Leonora 2005, ya que Pau Pijoan ha bautizado todos sus vinos con el nombre de algún miembro de su familia hasta que apareció su vino Convertible Rojo. El caso es que este tinto Paulinha 2010 me ha gustado mucho. Frutal, redondo de buen paso y de final largo, taninos mullidos y quizás un poco justo de acidez.
Me ha gustado tanto que he pedido otra botella, no sin el consentimiento de mi amigo y compadre Rodolfo. Ambas hicieron un maridaje muy interesante con una ensalada de nopales y aceite perfumado de trufas y un filete de res con costra de algo que parecía pimienta negra, aunque no lo puedo asegurar.
Hasta aquí mis comentarios en este incipiente y frío mes de febrero.

No está quemaoo, tiene costra!!!…