Archivos para May, 2012

Franceses debajo de los $220 Hablar de vinos por debajo de los 220 pesos no sería tan inhabitual sino se tratara de vinos franceses. Y es que siempre han gozado de prestigio, buena fama y altos precios, que muchas veces no se cumple ni una sola premisa de las tres anteriores. Me pareció interesante probar suerte con seis vinos seleccionados en La Europea.

Empezamos con un blanquito, el más modesto de la región de Chablis; Petit Chablis añada 2009 cuya marca aparece a manera de sentencia: «Le Donjon des Eschofiers» aunque buscando en internet encontré que se conoce como: Jean Louis Quinson Petit Chablis Le Donjon Escholiers. Si hay alguien que lo aclare qué mejor. Se trata de un vino blanco muy agradable, listo para beberse sin ninguna otra pretensión. Color pajizo de ribete acerado, huele a níspero con alguna nota de anís de fondo y lichi. En boca tiene una excelente acidez, acidez cítrica entre lima y limón, con un punto de azúcar sin llegar siquiera a ser abocado, fresco y directo.

Vin D´Alsace Laugel Riesling 2010. Este vino a ojos cerrados parece un buen ejemplar de gewürztraminer; espeso, floral, notas especiadas… Pero no. Es un riesling joven casi transparente y muy nítido. Excelente gewürztraminer… Perdón riesling.

Georges Duboeuf Merlot 2010. El famosísimo productor de beaujolais nouveau, vinifica este merlot. Muy primario con aromas intensos a pétalos de rosa que salen apenas se descorcha la botella. En boca es frutal y de final amargo. Repetible, aunque lo preferiría decantado con media hora de anticipación al servicio.

Calvet Côtes-du-Rhône 2010. El primer golpe es a merthiolate… Muy volátil, notas de fruta roja, grosella y moras. Frutal y de final largo. No repetible.

Les Heritiers Côtes-du-Rhône 2009. Este vino huele a aceite de oliva, lata de sardinas decía alguien… Un vino entrado a la madurez, de tanino suave, fruta roja escasa y de buena acidez. Repetible. Quizás.

Perrin Reserve Côtes-du-Rhône 2010. Nos dio la impresión a casi todos que tenía algo de corcho, aunque con el aire pasó a un aroma térreo, trufa. Un vino sin pena ni gloria que se puede beber pero no mueve fibras.
Tomando en cuenta que ninguno rebasó los 220 pesos y que algunos quedaron muy atrás de ese precio, como el Calvet $130 o el Merlot de Georges Duboeuf en $119. La cosa no está tan mal. Pero yo me quedo con los dos primeros.

A veces me pregunto: ¿Por qué sigo comprando vinos mexicanos…? Y es que del universo de etiquetas que rondan por los anaqueles, pocos, muy pocos merecen la pena. Sobre todo si nos ponemos escrupulosos en el precio. A pesar de todo caigo y cada vez que veo nuevas etiquetas las echo al carrito.

En esta noche empezamos los puntuales con un cremant. Un vinito espumoso de los que llamo «de tanque», ya que la segunda fermentación se lleva a cabo en tanques de acero inoxidable, en lugar de la botella.
Un juguito de manzana sin mayor trascendencia que la de quitar el calor en esta asfixiante noche de primavera. Pero por ese precio prefiero un Jumex, que sé de antemano lo que puedo esperar por una mínima fracción del precio de lo que cuesta este Première Bulle Rosé. A pesar de lo de Rosé, es más bien un color durazno con algunos reflejos salmón muy tenues.
Después del «rosadito» espumoso descorchamos un Tinta México 2008 de la bodega de Santo Tomás, aquella que otrora vinificara con Wente el glorioso Duetto (1997, 1999).
Vinificado con Barbera y merlot sin mencionar proporciones, es un vino con aromas a cerezas en licor y cáscara de naranja. En boca es mineral rayando en lo salino, entrada amplia y de tanino rugoso.
Maite 2010. Bajo una etiqueta de carácter muy infantil, se esconde un aroma a pólvora  como pocas veces lo he percibido en un vino. Al cabo de unos minutos se limpia, pero lo que queda no es para hacernos suspirar, fruta roja en la lejanía y muy diluido en boca. Un inmemorable con causa.

Nuevas etiquetas, misma salinidad en algunos...

La Casona, reserva 2005. Un vino Chihuahuense de cabernet y merlot con seis meses de roble. A algunos miembros de la cata les recordó el viaje a Chihuahua a esta casona y sus vinos locales. Granate oscuro con ribete teja, aromas a pimiento, dátil. A mi me pareció un vino planito, indefinido… como si le hubieran agregado agua.

Monte Xanic Tempranillo 2010. Nariz dulzona a malvavisco, grosella, tanino rugoso, evoluciona a piña fermentada (tepache) gusto salino. Le falta armazón.

Ensamble 2005 de la bodega Casa de Piedra. Merlot, petit sirah y barbera. Nariz intensa a fruta roja; frambuesa  y ciruela con notas de roble, como muchos otros vinos de la zona  su mineralidad raya en lo salino perdiendo su equilibrio, una característica que distrae mucho al paladar.

Por último un vino de casi $700. Teziano 2008. Un 100% cabernet. Hay quien anotó que: huele a rompope. En general ha gustado a todos, se trata de un vino con mucho extracto y de alcoholes altos aunque en la etiqueta señale los 13,5 redondo de tanino suave y final largo con recuerdos a fruta negra. Repetible, pero no a ese precio.