Archivos para May, 2014

Ocho años en bodega... Valor agregado

Ocho años en bodega… Valor agregado

Estas fechas están marcadas por fiestas de graduados, jóvenes que ven sus sueños cumplirse ascendiendo de grado, pensando que las clases jamás terminarán, que la vida escolar es eterna y que se verán las mismas arrugas de sus profesores dentro del aula. Qué equivocados están, la vida pasa en un suspiro, y una vez que se abandona el aula llegan los recuerdos melancólicos y añoranzas de los tiempos pasados. Estando en ésas, anoche descorché algunas botellas de las más preciadas de mi cada vez más escasa bodega, no todos los días da el paso definitivo a la universidad la niña que hasta hace poco me pedía una canción de cuna con su biberón de leche. Abrimos boca con un riesling de primera; un Piesporter Goldtröpchen 2009, de Leonard Kreusch. Un vino que a pesar de sus cinco años está despertando del letargo y mutismo de los grandes riesling, que empiezan a mostrar su grandeza a esta edad, para deleitarnos por mucho tiempo con su lenta evolución a favor. Este majestuoso riesling del Mosela huele a pera, con notas cítricas de toronja blanca, y una nota lejana de melón de cáscara lisa, sin desmerecer ese aroma tan buscado en los riesling maduros a queroseno. En boca es sutil, con una fruta de primera, una acidez fuera de serie y un final largo como una sinfonía interpretada con violines en una tarde templada de verano, abocado y con un leve amargor final que le da un toque de elegancia. Este vino no es repetible… Es como para comprar toda la añada completa.
No podían faltar las burbujas, así que una alma generosa que nos hizo el honor de acompañarnos y compartir en la mesa un Louis Roederer Brut Premier, que como siempre, se comportó a la altura, una compra segura que proporciona de entrada aromas a pastelería, pan tostado, frutos secos sobre todo almendras… En boca es calizo, seco con un final también muy largo y una acidez cítrica deliciosa. Para estos menesteres había llevado dos: el borgoña y un Barolo, un Casa E di Mirafiore 2007, aunque sólo descorché uno, pero con eso fue suficiente.
Joseph Drouhin Bonnes-Mares 2006. Un Borgoña de los que necesitan mucho tiempo para envejecer y mostrar sus encantos, a sus ocho años está muy cerrado, definitivamente con un carácter térreo en nariz y en boca. Huele a trufa, de la que sacan los cerdos en la campiña toscana, bosque bajo, tierra mojada y un fondo de ciruelas en sazón, en boca necesita integrar su acidez, unos años en vidrio lo pueden pulir aunque ahora mismo está delicioso. Con una lasagña vegetariana maridó bien, antes con el exquisito riesling habíamos probado unos tacos de mariscos con quenelle de aguacate y una crema de cebolla rostizada con dedos de queso Brie. Cuyo maridaje por lo menos no hizo corto circuito. Una noche tranquila a pesar de la amenaza de lluvia.
Una vez más me di cuenta del poco interés de mucha gente por el vino, ya que en una ocasión tan especial podían verse por las mesas vinos que ni en un desenfadado sábado hubiera escogido. No quiero decir con esto que deban ser vinos caros, nunca he defendido los vinos caros, pero sí debo reconocer que no había ninguna imaginación ni gusto al comprar un Concha y Toro cabernet sauvignon genérico… Pero para gustos los colores, sólo es un comentario para mis adentros, sin ninguna acritud, así que no corran la voz.

Color dorado, precioso... Algunas almas generosas han hecho que un servidor pueda probar de vez en cuando vinos sin tener la necesidad de abrir la cartera. Es el caso de este blanco que me hizo favor de regalar una buena amiga que distribuye vino, pero que además se esmera en escoger productos de calidad. Se trata de un vino blanco vasco de la denominación de origen Bizkaiko Txakolina. Pero antes, y para ir en orden cronológico, he probado otro blanco que vale la pena comentar, se trata de un chileno, Monteviña 2012. Es mexicano, de Casa Madero; con una mezcla de chardonnay y semillon, cuyo mérito principal es su carácter mineral en boca que lo hace tan sabroso y disfrutable, sobre todo si se tiene en cuenta que lo compré en una de esas tiendas de hotel, donde no me hago muchas ilusiones, y si es que me decido a comprar algo es simplemente porque no traje nada de casa. Así que no sólo lo recomiendo sino que me parece uno de los vinos blancos chilenos más interesantes que he probado. Un chileno muy mineral...

Volviendo al Txakolino, se trata de un Gorkaizagirre 2011, vinificado en partes iguales con dos variedades locales: Hondarribi Zuri, conocida en Francia como Courbu Blanc y la Hondarribi Zerratia (Petit Courbu). De color dorado brillante, huele al principio a sidra, ojo que no es lo mismo que a manzana, aromas balsámicos y minerales, con un fondo a flores de azahar en boca es muy refrescante, puro limón puro, una delicia de acidez cítrica con notas de pera, después de unos minutos de oxigenación.
Se antoja con algún ceviche, o quizá un pescado condimentado y hasta picante.

El cadáver (botella vacía) por alguna razón estaba guardada en la cocina, después de 4 días huele exactamente a la sala de fermentación de las bodegas, justo cuando se fermenta el mosto; olor picante a CO2 y hollejos. Curioso ¿o no…?
Nuevamente gracias por el regalo, quiero por lo menos 3 botellitas. Eso sí, esta vez las pago, y con mucho gusto… 🙂

CATA 177 El título que hace referencia al número ordinal de la cata parece un trabalenguas, pero no lo es aunque lo parezca. Con esta entrada por fin ha quedado superado el rezago acumulado de varios meses, tres para ser exacto. Esta cata va de riojanos por abajo de los 300 pesos, que dicho sea, sólo uno: el último, se acercó con un precio de 279 pesos.

El primero es un Lealtanza Crianza 2004, con 12 meses de roble francés nuevo, 100% tempranillo. Huele a romero, piedra mojada de río y ciruela, nariz muy agradable. En boca es mineral, con algo de fruta negra. Para comprar media caja.

Uno de los más vendidos en México, Cune Crianza 2010. Aromas intensos a mermelada de zarzamora, de buena acidez y tanino. Una compra segura.

Monólogo 2010 de Bodegas Solar Viejo. Notas de fruta negra, en boca es frutal, excelente acidez y tanino maduro. Repetible.

Martínez La Cuesta 2006, el de mayor octanaje de los seis con 14,2 % de alcohol. Este vino huele a jamón serrano, cuero y notas de ciruela en sazón, tanino suave y final ácido.

Vaza 2012. Fruta negra, hollejos, en boca es primario y de final corto.Nada que invite a otra copa.

Dinastía Vivanco 2008, un vino cuya bodega me viene a la memoria por su estupendo museo relacionado con el vino en Briones. Especiado; pimienta negra, cerezas de boca mineral y buena acidez. Bueno.

CATA 176 Al igual que en las dos catas anteriores, he formado un repertorio de algunos países, esta vez menos, con una misma variedad de uva: La merlot.

Los puntuales han sido recompensados con un espumoso, Undurraga Demi-sec, calizo, con notas de durazno y volviendo en boca con su carácter marcadamente calizo. Muy agradable y repetible.

El primer tinto es un Barton & Guestier 2012, aromas intensos a ciruela, arándanos con una nota térrea que lo hace muy interesante en nariz, de boca frutal y final astringente evolucionando a grosella. Repetible.

Richevin 2006, Seguimos en Francia con otro vin d pay´s. Varios opinamos que este vino está: cansino, plano, con olor químico desagradable. Así que le damos el beneficio de la duda. Una segunda oportunidad.

Enate Merlot Merlot 2007. Aromas intensos a higos, zarzamora, pétalos de rosa (típico de la merlot), en boca es frutal y de excelente acidez. repetible. Aunque por los casi 800 pesos que piden, desmerece mucho su calidad-precio.

De México probamos este vino; Casa Baloyán 2009, que lleva una pequeña proporción de cabernet sauvignon (17%). Pétalo de rosas, notas de chocolate amargo, notas vegetales y tanino dulce. Bueno.

El quinto es un Concha y Toro, Serie Riberas 2009. Huele a cerezas en licor, chocolate, un vino con mucho extracto, redondo y de trago fácil. Si tienen ganas de un vino moderno de merlot, sin sutilezas, éste no está mal. Aunque ud. no lo crea.

Por último otro mexicano. Tierra Adentro 2011.Un buen ejemplo de lo que se puede lograr en México con un poco de dedicación y talento. Un vino frutal de acidez exquisita, equilibrado, de buen tanino, todo en su lugar. Para comprar una cajita, y ver que pasa en unos años.

CATA 175 Se me ha ocurrido juntar pinot noirs de varios países, y éste ha sido el resultado:
El primero de la noche fue el Edición Limitada Pinot Noir 2005, de Viña Morandé, un pinot de 14,5 grados de alcohol, que dicho sea no se notan. Aromas intensos a frutos secos, madera y ciruela madura. En boca destaca su acidez aunque su final es corto. En la frontera de lo repetible.

De Montes Alpha probamos éste, que es otro pinot con 14,5 de alcohol, aunque en este caso si se le nota un poco más el octanaje. En nariz fruta negra; frambuesa, cerezas en licor amalgamado con la madera y un fondo de higos, final astringente. Sin pena ni gloria.

Desde Portugal; Quinta Do Cidro Pinot Noir 2007. Huele a caramelo, café con leche, tiene una nota vegetal, en boca es monolítico, aburrido y áspero. Inmemorable con causa.

Desde España, Peñalba López, Vino de La Tierra de Castilla y León, 2010. Aromas a cereza, especiado a pimienta negra, toffee. En boca se percibe vainilla por la barrica y astringencia. Repetible pero sin tipicidad si es que algo así todavía existe.

Bottega Vinaia 2009. Color evolucionado; ocre con ribete teja, aromas a granos de café tostado, cajeta y final ligero. Se le dará el beneficio de la duda, sospecho que no tuvo buena guarda.

Por último un Louis Jadot genérico, añada 2010. Un borgoñita que conserva la decencia de sus 12,5 grados de alcohol, a la muy vieja usanza. Huele a ciruela con notas de pera, sí, de pera aunque sea tinto, boca sutil, excelente acidez, repetible. El mejor de la noche y de los más baratos, poco más de 250 pesos. Para comprar media cajita, siempre tomando en cuenta que se trata de un borgoñita de medio pelo.