Las galletas de la suerte de los restaurantes chinos no han sido nunca puntos de referencia a la hora de dilucidar mi futuro, y mucho menos para tomar decisiones importantes o cualquier otra. Pero en esta ocasión no he podido evitar hacer la asociación del mensaje con el mundo del vino en su momento actual, de manera concreta referida a los productores de vino. «La simplicidad y la claridad deben ser su tema en la vestimenta». Mmmm bueno, de no llevar ropa sucia o rota, lo demás es lo de menos, es decir la ropa nunca me ha preocupado mucho. Pero si lo trasladamos al vino creo que puede contraponerse a las hechuras de los enólogos modernos. Volver a lo básico, a la simplicidad. ¿Qué esperan los enólogos para dejar que el terroir, la fruta y las hechuras honestas hablen por sí mismas…? En cambio encontramos un nutrido número de vinos por arriba de los 90 puntos de mr. Parker, y por ende caros, muy caros, qué millonario que se precie de buen gusto puede dejar escapar las recomendaciones con menudas calificaciones.
Por cierto, que en este restaurante chino me he bebido dos copas de Casa Madero Chardonnay… Desconozco añada. Digamos que bebible y hasta agradable con estos calores primaverales, aunque también debo decir que dentro del restaurante aguantan muy bien los tintos, debido al aire acondicionado a todo galope. Concluyo transformando el mensaje de la galletita a los siguiente:
«La simplicidad y la claridad deben ser los temas en la vinificación»