Archivos para septiembre, 2010

Vino conmemorativo

Publicado: 23 septiembre, 2010 en Novedades, Vino

Cuna de Tierra 2009, ¡Grata sorpresa!

En una fecha tan memorable y cacareada como el bicentenario de la Independencia no podía faltar un vino conmemorativo. Hubo algunas bodegas, pocas, que sin perder el tiempo sacaron a la venta sus vinos con etiquetas alusivas a la fecha. Mi primer encuentro fue en Palacio de Hierro. Se trata de un vino tinto de una región donde hasta ahora me entero que produce vino. Dolores Hidalgo en el estado de Guanajuato, cuna de la Independencia.

Cuna de Tierra 2009, vinificado con cabernet sauvignon, syrah, merlot y cabernet franc. Excelente carta de presentación de la bodega Vega Manchón, ya que por lo menos un servidor no la conocía, de hecho no pensé que hubiera viñedos en esa zona. Según su enólogo Juan Manchón, las vides son de 7 años, primera persona sensata que no cacarea vides viejas. Como dice un buen amigo; últimamente están plantando muchas vides centenarias… Mi asombro fue creciendo en la medida que iba desmenuzándolo. Es un vino de color rubí de capa media, brillante, frutal, mucha fruta negra, ciruela con una nota de humo que se funde maravillosamente en nariz. En boca es redondo, de tanino sedoso, acidez perfecta que crece a cada trago. Recomendable sin duda aunque por casi $500.00 lo hace entrar en un rango donde empiezo a ponerme muy exigente, y donde hay otros vinos de mucho prestigio ganado en muchos años. Mis maridajes no son los más ortodoxos, como en este caso, un jamón serrano que sin ser bellotero es un buen jamoncito español, con un manchego poco curado. Habrá quien diga que va mejor con un fino o un manzanilla y tiene mucha razón.
Hay otros vinos conmemorativos que poco a poco iré descorchando y comentando.

Para desgracia de muchos en este día quisiera decirles que hay más razones para seguir escribiendo en este blog, que la única que tenía para cerrarlo. No se trató de un arrebato mañanero, ni tampoco, como la letra de aquella famosísima canción de José Alfredo Jiménez: no me amenaces… Nada de eso. Fue una sincera decisión de cerrar las puertas y mudarme al otro sitio.
Por supuesto que no conozco a toda la gente que ha gastado parte de su valioso tiempo a leer Gota a gota, pero con la gente que ha escrito comentarios me basta y me sobra para seguir adelante.

En el fondo debo reconocer que bloguear es uno de los actos más narcisistas que puede experimentar el ser humano. Muchos, o mejor dicho la mayoría, buscamos en menor o mayor grado el reconocimiento de los demás, me atrevo a decir que existen sólo dos clases de blogueros: los narcisistas ególatras y quienes no lo reconocen.

El blog no sólo me sirve de distracción y pasatiempo, sino que se ha vuelto necesario para mí. Pienso que este conato de cierre me ha servido mucho para valorar el tiempo que he invertido en él, muchas horas en el teclado, largos momentos ausente de mi familia, contando mis experiencias con el vino y la comida. No pueden morir así como así. Lo de menos sería borrar la entrada anterior y seguir como si nada, pero prefiero que permanezca patente este momento de titubeo. Escribiré lo mismo de siempre, este tampoco ha sido un alto para mejorar, ni mucho menos. Que quede bien claro.

Pero sí aprovecho no sólo para lavar el rostro de este espacio, con un poco de jabón y agua, sno para cambiar radicalmente de aspecto con una cirugía mayor… ¡Espero les guste!

Así que sin perder más el tiempo en rollos, pasemos a la siguiente entrada.

Un fuerte abrazo a todos

La última y nos vamos…

Publicado: 11 septiembre, 2010 en Despedida
Etiquetas:

Todo en la vida tiene un principio y un fin. Este blog, por más de un año, ha sido para mí un gratificante espacio de catarsis y una forma de estar actualizado y en contacto con la gente que se identifica con el Mundo del Vino. Por desgracia hay momentos complicados y tediosos que demandan mucha atención y tiempo, tiempo y ánimos que no tendré para dedicar a este queridísmo espacio. Así que prefiero retirarme con algo de audiencia y no esperar a que este sitio se empolve y cuarteé. Un año y medio, 23,568 visitas, 135 entradas, 791 comentarios, son las cifras finales. Me despido con tristeza  y agradecimiento para toda la gente que amablemente ha pasado por aquí para leer y dejar sus gratos comentarios.

En verema.com me han abierto generosamente un espacio en su sección de blogs, para que siga escribiendo, quizás no con tanta frecuencia, pero sí con la misma entrega. Han emigrado gran parte de la información de este blog. Gota a gota en Verema , además de vinos catados y otros artículos que he escrito a lo largo de ocho años. Los espero por allá para seguir en contacto. Además de la cuenta de correo: benjamin@gotaagotablog.com, así como también la cuenta de twitter: @gotaagotablog

Muchas gracias y hasta pronto.

La etiqueta está muy ad hoc... ¿o no?

La etiqueta está muy ad hoc… ¿o no?

Mientras mi mujer hacía las compras de la semana decidí echar un vistazo a la sección de vinos y licores. Dentro de las novedades en cervezas importadas encontré una hecha de frutos del bosque. Lo primero que pensé es que se trataba de uno de tantos licores de fruta, tipo cooler, pero no, decía bien claro en la etiqueta; c-e-r-v-e-z-a de frutos del bosque y más abajo:

«Un nuevo concepto de cerveza, una nueva forma de tomar y disfrutar… con esencias frutales de frutas del bosque. Fue elaborado con el fin de satisfacer el paladar mexicano». (…)

Mi primera reacción fue dejarla donde estaba, darme la vuelta y seguir mi camino, pero me pudo más la curiosidad. ¿A qué sabrá…?. Así que volví al anaquel y la metí al carrito. Una vez en casa en la comida dominical, saqué discretamente la botellita y me dispuse a abrirla para probar. El primer tufo fue algo así como de pastillas «charms» la de sabor cereza, quien se acuerde de ellas sabrá que venían en paquetes y en varios colores y sabores. El primer trago fue una mezcla de cerveza diluida con algo de jarabe para la tos, fue lo peor, lo demás no me desagradó tanto: cerveza con frambuesa, ligeramente dulce.

Mi experiencia con esta rara cerveza me lleva a varias reflexiones en esta tarde lluviosa de domingo. La primera: ¿hasta dónde llegarán las empresas con sus sofisticados departamentos de mercadotecnia? llegarán algún día no muy lejano a ofrecernos bebidas con sabor a rocas lunares. Se imaginan a un hombre corto de estatura, calvo, de bata, con lentes y con su libretita, rascándose la cabeza y haciendo un «check list» ¿Qué bebidas alcohólicas se han inventado hasta el momento…? Vino de uva… ya, vino de arroz… ya, de piña…ya, de guayaba…ya. Y tras un día de sesudo escrutinio, llegar a la conclusión de que faltaba la esperadísima cerveza-de-frutos-del-bosque.

La segunda: ¿Quién está capacitado para opinar sobre la calidad o sobre lo que se tenga que opinar de las cervezas de frutos del bosque? A mí no me gustó. Lo mío no es la cerveza y menos la de frutos del bosque, pero debe haber alguna persona que haya probado más de una de estas cervezas y que tenga el paladar calificado para dar una opinión más sustentada.
Algún profesor, de los que no se olvidan, me decía hace años que el horizonte se abre en la medida que vayas probando todo lo que te rodea… Bueno, no todo. Le decía yo. El conocimiento llega con la experiencia, es decir, yo no puedo opinar sobre la cerveza ya que es la primera vez que la pruebo, lo único que puedo decir es si me gusta o no. Algo que hemos olvidado quienes pensamos en las complicaciones del vino. Si lo transferimos al vino, que es donde quería llegar, la situación es aún más evidente. Me encuentro a mucha gente opinando sobre un vino determinado, metiéndose en varios enredos que lo pueden llevar a un laberinto sin salida, hablando con la seguridad que sólo da la ignorancia; sin tener ninguna experiencia previa: No digamos con otros vinos, ni siquiera con el vino que tiene en la copa, frente a sus narices…Cuando sería mucho más fácil decir: me gusta, o no me gusta.
Cada vino es diferente, existen diferencias entre una botella y otra; de una misma añada, de una misma bodega y hasta de una misma caja. A veces pienso que sobran las palabras y que deberíamos estar más abiertos a nuestros sentidos para disfrutar, o tirar el vino al fregadero… Me gusta o no me gusta. Así de simple.

¿2003 o 2004…?

El 25 de agosto pasado Germán Dehesa Violante anunciaba a sus lectores en Gaceta del Ángel su terrible padecimiento. Cáncer. No sé dónde ni cuándo empezó todo, pero ayer supe que perdió la batalla. Hombre de letras, de pluma aguda y crítica, con un humor tirando a negro. Sin duda de mis favoritos. Así que en honor a don Germán, El Charro Negro, bajé a la cava y junto con mi mujer nos bebimos un borgoñita.
Domaine Jean Grivot es una bodega de la que no había probado nada, aunque dejé escapar un detalle. La añada. Se trata de un Chambolle-Musigny, La Combe D´Orveaux, 2003, los calores de ese año han dado vinos con mucha azúcar y poca acidez. A veces me pregunto si es mejor ignorar ciertas cosas a la hora de descorchar una botella, sobre todo tratándose de aspectos que vayan en contra de ese vino. El caso es que lo descorché con cierto escepticismo. Tardó algo en abrir, su nariz no es muy intensa; algo de fruta roja, mi esposa decía cereza yo frambuesa, algunas notas térreas de trufa y tierra mojada, pero muy leves, una nota especiada a tomillo era más evidente. En boca todo empieza bien, pero al final se hace hueco le falta profundidad y algo de armazón. Mis intenciones eran despedir a don Germán con algo mejor, pero conste que los borgoñas son de mis preferidos, aunque a veces no es posible dar en el clavo. Por cierto algo que nos ha intrigado mucho en el corcho, es un «4» debajo del «3» a manera de corrección… Caprichos de la naturaleza ya que el corcho es finalmente un pedazo de madera, algunas imperfecciones han tomado la forma de ese poco recurrente «4». ¿Qué habrá pasado con esa añada… fue mejor?