Archivos para agosto, 2010

Corchos con sus bozales

Corchos con sus bozales

Por desgracia nuestro amigo Carlos no pudo llegar a la cita por motivos de salud de su señora madre, desde aquí nuestros mejores deseos para que se recupere pronto.
El caso es que las botellas ya estaban listas y alguien tenía que dirigir la cata. Ese fui yo. Así que me metí a internet para averiguar aquello de que el cava no es sólo catalán, además de las nuevas variedades «mejorantes» encabezadas por la chardonnay.
Para la gran mayoría pensar en cava es sinónimo de vino espumoso catalán, 200 millones de botellas, el 95% de la producción anual de cava procede de Cataluña. En 1872 Josep Raventós fue el pionero en la elaboración de espumoso en España. Pero hay que recordar que en Rioja y Álava también se producen estos vinos, siguiendo la línea hacia el sur; Valencia produce cava y aún más al sureste en tierras de dehesas como en Badajoz. Me parece muy interesante en un futuro cercano organizar una cata de estos vinos poco conocidos fuera de España. El cava como cualquier otro vino varía su calidad desde vinos muy baratos hasta cavas de mucho prestigio, cuyo precio no alcanza los del champán. Una de las uvas para vinificar rosados es la trepat, autóctona de Conca de Barbera, según datos del diccionario del vino. Otras tintas más conocidas son la pinot noir y la garnacha tinta para mezclar y así producir rosados.
El primer cava fue un Cordón Negro de la bodega Freixenet, un cava de producción industrial vinificado con 60% parrellada y el resto macabeo. Frutal de boca cítrica y manzana verde, a pesar de ser brut se nota algo de azúcar residual, de muy buena acidez. Seguimos con Peñalba López Brut nature, mucho más seco y final amargo, muy calizo y de burbuja fina. Vilarnau Brut, vinificado con parrellada, macabeo y una pequeña proporción de xarel lo, cítrico y poco más.

De aquí en adelante fueron cavas de la bodega René Barbier, cuyas virtudes no son muchas. Unidimensionales sin la fuerza, la acidez ni la profundidad de los grandes cavas, a ojos cerrados los cambiaría por una botella de Clos Mogador de esta misma bodega en Priorat. Un vino moderno pero con cierto encanto. Lástima que sea tan caro. Les decía que empezamos con los René Barbier, hizo su aparición un rosado con bastante azúcar residual y falta de acidez, los resultados se los pueden imaginar… un vino que cansa el paladar al segundo trago. El semi seco que le siguió también le faltaba esa estructura que da la acidez en los espumosos. Por último un Brut Reserva, seco hasta la médula, bastante calizo. La verdad es que hay poco aún de donde escoger, algunas botellas aisladas en los aparadores. Espero que con el tiempo Agustí Torrelló Mata o Bodegas Gramona vayan siendo parte del repertorio de algunas tiendas de vino.

Les Granges 2007

Les Granges 2007

Recién desempacado de Acapulco lo único que concluyo es que será mejor para la próxima llevar el vino y las copas desde casa. Me sorprende la limitada oferta de vinos de Casa Palacio en comparación con Palacio de Hierro de Perisur, la tienda que más conozco de todas. ¿Estarán en lo correcto al pensar que la mayor demanda de vinos de calidad está en la Ciudad de México? Yo dejaría esta pregunta en el aire, ya que tengo mis serias dudas. Es que además la paupérrima oferta no llega ni siquiera a la quinta parte de la Ciudad de México, predominando los tintos, aunque esto último no me extraña en lo más mínimo.
En esta ocasión no he visitado la Europea pero puedo decirles que es la mejor opción en este puerto del Pacífico. La oferta culinaria en la zona nunca ha sido como para echar tiros, conocimos el Forno di Gio, un restaurante italiano que sin mirar los precios es aceptable, pero una vez que traen la cuenta las pretensiones a la hora de cobrar son exageradas. El vino de la casa a $95 la copa, lo sacan de una pequeña barrica, aún así no está mal. Yo me imaginaba chupando una duela recién barnizada.

En muchas ocasiones el vino es el protagonista de la tarde, y en segundo lugar la comida. De manera intencional hoy a quedado de manifiesto lo anterior. Bajé a la cava y he sacado de su nicho el único chinon que quedaba. Se trata de Les Granges 2007, de Bernard Baudry. Hermoso color carmín. Nariz muy sugestiva a ciruelas y grosellas maduras con notas de casis, tamarindo y barro. En boca es suave de acidez perfecta, trago sedoso y amplio a la vez. Por lo regular para mi la comida pasa a segundo término cuando tengo en mente sacar alguna botella a la que le tengo ganas de tiempo atrás. No sé si sería capaz de descorchar un Rutherford de Napa con sardinas en tomate… Pero tampoco creo llegar a esos extremos. El caso es que hoy sábado mis hijos han pedido por teléfono dos pizzas: una preparada con peperoni y tomate, y la otra con jamón y piña, nada menos que de Dominos Pizza, la compañía del eslogan de los treinta minutos… Además la han pedido de pasta gruesa, sólo faltó lo del doble queso. Sin duda por esta ocasión como en muchas otras el protagonista ha sido este chinon de ese hermoso valle. Pero ambas partes hemos tenido lo nuestro, yo me conformo con el vino y ellos con la pizza.

El lunes por la tarde no es el momento más usual para una cata, además de que los ánimos no andan tampoco para estos acontecimientos, pero tratándose de una invitación del buen Jorge y ante su insistencia, me enfilé con otro amigo a uno de mis restaurantes favoritos, donde todo estaría listo para la cata. Como suele suceder el show empezó varios minutos tarde y la asistencia no fue muy nutrida, aunque había varias caras conocidas.

Horacio Sebastián Fuentes es un enólogo muy joven, a sus treinta años se le ha confiado la línea premium de la bodega chilena Ventisquero. Durante la presentación de los viñedos, la bodega y sus vinos, fuimos catando y maridando con algunas entradas preparadas con esmero por la joven y talentosa chef María Fernanda Arámburo. Empezando con un Chardonnay 2009 del Valle Central, color amarillo brillante con destellos verdosos. En nariz es limpio, intenso, manzana verde, notas de toronja blanca. En boca es cítrico. Limón y notas de lima. Unas croquetas rellenas de cangrejo, que conste que no alcancé a escuchar de que estaban hechas, el caso es que el vino no ha desentonado.

Queulat es un parque nacional y un glaciar, nombre que han escogido para una línea de vinos. Este primero es un  Queulat Carmenere 2008 está vinificado con un 5% de cabernet sauvignon… Para Horacio vinificar con cabernet sauvignon es la carta de presentación de todo enólogo, uva tinta más plantada en Chile, ocupando más del 40% de los viñedos. «El terroir tiene límites» (…) algo que me llamó la atención fue la manera como concibe el terroir. Cuando menciona los límites se refiere a la calidad de cada pago, no es lo mismo la chardonnay en Montrachet que en Casa Blanca. Defensor de la tecnología en los procesos de vinificación, aunque marcando una frontera no muy clara entre su uso y el abuso. Hasta ahí todo iba bien, coincido en lo general con estos planteamientos, pero cuando se refiere a la tipicidad de la uva en distintas regiones, me empiezo a poner algo ansioso, y rechina algo en mis entrañas. Si bien es cierto que la riesling del Mosela no es ni por equivocación la misma que en el Valle Clare en Australia, la tipicidad se pierde cuando los vinos son sometidos a crianzas en madera nueva y bien tostadita por infames periodos de manera indiscriminada, que lo único que hacen es ahogar la fruta en roble. Estas prácticas han sido muy populares en los últimos 25 años, así que poder reconocer un cabernet sauvignon chileno, español o argentino es como sacarse la lotería.

Siguiendo con el Queulat Carmenere 2008, domina la ciruela, la zarzamora, notas de humo y tomillo, de tanino pulido y acidez muy justa. Acompañado con unas tostadas de garbanzo. El tercero de la misma línea fue un Queulat Cabernet Sauvignon 2009, con 5% de syrah. Menos intenso que el anterior y con una arista alcohólica, quizás resultado de la temperatura. El mousse de roquefort definitivamente no va con este vino, un sauternes sería lo ideal. Su crianza se hace en un 20% de barrica de segundo uso y 40% de tercer uso. Interesante crianza para los estándares modernos, donde toda la barrica es nuevecita y muy pintadita de rojo en medio.

Por último probamos el Grey Syrah 2008, el vino premium de la bodega con 16 meses de barrica y uno en vidrio. Fruta negra y notas de lavanda. El canapé una calabaza de nueva Zelanda con reducción de balsámico, mucho mejor maridaje que el anterior.
En general me parecen tintos rayando en el anonimato, a pesar de que el enólogo haya proclamado el terroir a los cuatro vientos. Tintos muy parecidos unos a otros. Me han mandado por correo la lista de precios, pero no he podido abrir el archivo, aunque todo indica que los precios no son como para hipotecar la casa.

Fotos extraídas de ventisquero.com