Archivos para noviembre, 2017

Por estas fechas en el estado de Puebla encontramos en algunos restaurantes de comida típica el mole de caderas. Así como sucedió en un principio con los pantalones de mezclilla que eran usados por albañiles y gente de trabajo rudo, y que hoy no sólo  se han puesto de moda entre mujeres y hombres, sino que podemos encontrar jeans o vaqueros arriba de los 500 dólares, el mole de caderas exclusivo de gente del campo, hoy se ha elevado a un platillo gourmet. Pero qué es y cómo empieza el ritual de este platillo. Copio textual un papelito que llegó a mis  manos:

El mole de caderas

El mole de caderas o huaxmole es un platillo tradicional de carne de chivo de la región de Tehuacán, Puebla.

Es considerado como uno de los platillos más importantes en los estados de Puebla y Oaxaca, debido a la prolongada crianza y cuidados en la preparación del animal – del cual se aprovecha la totalidad de la carne- y de la celebración del festival de la matanza, que acompaña y da inicio al sacrificio de animales de crianza para la preparación de los alimentos y para la posterior conservación y curado de la carne.

En la preparación del mole de caderas se emplea la carne y hueso de la cadera, condimentos a base de sal, chile y  un baño de limón para darle un toque especial, con un caldo de color rojo hervido en la carne de las caderas, y ejotes silvestres.

El sabor del platillo es característico de la carne de los chivos, que son llevados durante un trayecto que dura un año, pastando a través de las regiones del Sur del estado de Puebla, y del Norte de Oaxaca, alimentado al ganado sólo con abundantes cantidades de sal, se mantienen hidratados sólo por agua. De la práctica de este tipo de crianza se obtiene carne de un sabor fuerte y característico.

El 20 de octubre se lleva a cabo el festival de la matanza, en la que hay bailes y danzas, como la denominada Danza de la Matanza, donde literalmente se baila con un cabro macho, para sacrificarlo al final con un tiro en la frente.

Con esta celebración da inicio la matanza, no sin antes ofrecer una ceremonia por parte de los matanceros en un altar, donde se pide para que la matanza sea abundante; igual o mejor que la del año pasado. Los matanceros dan paso a los chiteros, y éstos a su vez a los fritangueros de vísceras.

Las referencias históricas señalan como fecha probable los inicios del siglo XIX, época en la que hubo un aumento  sin precedentes en la cantidad de cabezas de ganado caprino.

al mojo de ajo

Con su Guacamole y totopos al lado…

Algunos, no todos quienes formamos el grupo de catadores Vino Por Placer llegamos a El Burladero en el boulevard Atlixco. Un restaurante que sin destacar por su decorado, hay que admitir que se respira en un ambiente limpio y muy ad hoc a la fiesta taurina. Nada mejor que empezar con un par de mezcales, uno ya conocido por su servidor 400 Conejos reposado. Ese olor y sabor ahumados van muy bien con las salsas picantes y la carne de chivito, seguido de otro mezcal artesanal que no había probado: Amores reposado, algo más suave y cremoso que el anterior. Había llegado a la mesa un platillo al mojo de ajo, que como es lógico pensar, no hay caderas suficientes como para la gran demanda en esta temporada, así que deben echar mano del espinazo que no está nada mal.

Un platillo no apto para quienes padezcan de colesterol y triglicéridos altos, así como tampoco los de espíritu vegetariano.

Huaxmole

Huaxmole o mole de caderas… ¡Mmmm!

El segundo plato que fue puesto en mitad de la mesa, lo vi pasar de mano en mano sin poder hincarle el diente, y es que ir con seis personas adultas de buen apetito,  algunos de ellos sin haber desayunado, es casi temerario.  Lo bueno vendría después, ya que cada uno tendría su propio plato de Huaxmole. Un platillo caldoso que quienes saben, desmenuzan la carne en otro plato aparte, para deshacerse de los huesos y así volver a remojarlo en el caldo.

Los vinos fueron los que dieron de qué hablar, no precisamente por la selección, sino que los precios estaban completamente fuera de lugar. Arriba de 700 pesos (40 dólares) Cune crianza y cosas por el estilo, sin sumiller y con un mesero que derramada las últimas gotas en el mantel a la hora de servirlo. Nos vimos obligados a pagar algo así como 40 verdes por un par de botellas de Santa Emiliana Carmenere. Hay restauranteros que todavía no entienden que el vino debe ser un complemento y no un artículo de lujo. Por lo demás todo muy bien, como para repetir la experiencia el año que entra y volver al molito de caderas.

Los vinos más baratos de la carta

Publicado: 20 noviembre, 2017 en Restaurantes, Vino
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Vino de La Tierra de Castilla

Vino de La Tierra de Castilla

Cuántas veces por cuestiones del destino hemos parado en un restaurante por primera vez, y dado el mobiliario, la decoración y todo lo que le rodea, pensamos que la carta debiera ser breve y de precios comedidos. Es decir no hay sumiller, ni siquiera un mesero medianamente enterado en el servicio del vino, no hay cristalería decente, y en la mayoría de las ocasiones se ve algo cutre. Pensamos que se pueda traducir en precios bajos. Pues ayer no fue así, si bien desde la entrada se veía la esmerada preparación de una paella para algo más de cien tragones, y el ambiente olía a tocino ahumado, olor que tengo en lo más fresco de mis recuerdos cuando entro a un restaurante español. Y de hecho se trataba de un restaurante inspirado en comida de la Madre Patria.  La parte de arriba del restaurante distaba mucho del buen ambiente de la planta baja, a un grado de la depresión. Otro factor que se repite en muchos sitios como si arriba hicieran algún descuento extraordinario. La carta no era precisamente corta pero tampoco era la selección mejor escogida. Viendo vinos caros por doquier, encontré uno muy escondido en un rincón a un precio razonable, rondando los 300 pesos, algo así como 16 dólares. Y como no soy muy exigente en los restaurantes la mayoría de las ocasiones escojo el más barato, y por fortuna en más de una  salgo satisfecho con la elección, salvo cuando conozco de sobra ese vino barato y sé de antemano que no es santo de mi devoción. Siempre he pensado que pedir vinos dignos de celebración en restaurantes es de antemano arriesgarse a pagar un sobreprecio que puede llegar a más del 300%. Y que también habrá una que otra ocasión que lo amerite ¡Por supuesto! Pero no siempre.

Ayer corrí con suerte, el vino en cuestión fue un Crin Roja 2015,  un vinito sin pedigrí (Vino de la Tierra) que cumplió con creces  la amable tarea de aligerar la digestión y refrescar la garganta mientras pasaba la suculenta grasa de un lechón crujiente por fuera y suave por dentro. Mucho mejor que haber roto el cochinito o hipotecar la casa para darnos cuenta al final de que el vino no cumplía con las altas expectativas que nacen de las cartas infladas y se traducen en grandes decepciones.

Color rubí, frutal y redondo, sin ninguna otra pretensión que ser bebido. Así que los invito a probar los vinos más baratos de la carta, a veces resulta.

El pasado 8 de octubre se desató en los condados de Napa, Sonoma y Mendocino, uno de los incendios más destructivos. Nadie sabe cómo comenzó, aunque no sería difícil apostar a las altas temperaturas y los fuertes vientos; dos de las principales causas que en el pasado han arrasado miles de hectáreas en esta zona de California.

Pero qué hay de las bodegas, la mayoría de los centenares que se han establecido, no sufrieron daños, según The Mercury News; son alrededor de 23 bodegas las que han sufrido daños materiales. Una de las más afectadas fue Paradise Ridge Winery, cuyos dueños, como en otros casos, tuvieron que huir de sus instalaciones para salvar la vida. Prácticamente se incendiaron todos los edificios, con excepción del viñedo.

Bodegas tan famosas como Stag´s Leap Winery cuya primera añada data de  1893, sufrieron daños en sus edificios secundarios. Mayacamas Vineyards fundada en 1889, sufrió pérdidas en su sala de degustaciones. Pérdidas menores como en la mayoría de las bodegas, pero que de algún modo repercutirán en la presente añada.

El panorama de los vinos de esta zona en nuestro país no es muy alentador, si bien nunca ha habido un gran flujo de importaciones de vino de California, los precios seguramente se incrementaran a los ya de por sí altos precios por tipo de cambio. Habrá menos vinos californianos que de costumbre en los anaqueles de exhibición.