Archivos para diciembre, 2012

VINOS 2012 Todo depende del cristal con que se mire, quiero ser optimista y pensar en un año más. Siempre cabe una reflexión al final del año sobre bebido, de lo que se ha disfrutado en extremo, de las botellas que no volvería a comprar y de las tareas pendientes que aún no se concretan a pesar de que un año tiene 365 días. Este año que está por despedirse no es la excepción.

De lo bebido lo primero que me viene a la mente es ese magnífico Cuvée de Marie-Kattalin 2008 sin lugar a dudas uno de los mejores blancos que he probado. 100 % petit mangsen. De la cata Centésima quincuagésima tercera.
Otro gran blanco un Vovray de Huet, Le Haut-Lieu Sec 1996. Seco como su nombre lo indica, la chenin en su máxima expresión, con una estructura y una complejidad que sólo pueden venir de manos virtuosas como las que vinifican estas joyas.

Dentro de la categoría de los espumosos he bebido de todo un poco este año, desde un jovial Belle Epoque 2002, hasta un Orlandi semi seco, Blanc de Blancs, pasando por algunas decepciones. El primero de la bodega Perrier Jouët, un vino bastante joven después de sus diez años en botella, promete estar en la cúspide con otros años más… ¿Cuántos? no lo sé. El Orlandi semi seco ha gustado mucho y guarda una excelente relación calidad-precio. Repetible.

Si de tintos se trata, ha sido un año mediocre, tal como lo predecía al principio no he probado cosas que valgan la pena, salvo algunas honrosas excepciones.
El primero del que me acuerdo es aquel viejo conocido Gran Reserva 904 1997. Quince años dejan apenas asomar la grandeza de este riojano de buena cuna… Así empezaba mi nota: ninguna sorpresa una de las mejores bodegas clásicas de Rioja.
Después viene a mi mente aquel Garnacha Centenaria 2010 con apenas 4 meses en roble francés, térreo, piedra de río, fruta negra, bien amalgamado, entrada amplia, goloso de final largo… Desde el principio me ha gustado mucho, sin dejar de reconocer su corte moderno; un poco sobre-extraído pero repetible.

Un mexicano no podía faltar, y no porque sea defensor de vinos de alguna nacionalidad per se, sino porque este año he probado más mexicanos de lo acostumbrado. Me ha gustado mucho el cabernet sauvignon-merlot 2008 de Casa Madero. Un vinito de trago largo disfrutable y repetible.

Vía Nova 2010 es un mencía 100%, de Valdeorras, un vino muy agradable que me recuerda aquella famosa frase del minimalismo «less is more» acuñada o por lo menos adoptada por Mies Van Der Rohe.

Y para terminar con este recuento, no tengo dudas en darle el título de lo peor de 2012, y repito la nota completa:

Malbec XL 2006, no es una talla ni tampoco el número cuarenta en romano, es el cuarto tinto de la noche, un malbec, mejor conocida en Cahors, de donde procede, como: Côt, Auxerrois o Côt Noir. Té de roble, con aromas y sabores químicos a barniz, una madera desbordante, en una palabra; imbebible.

A los dos lectores de este blog les deseo lo mejor para estas fiestas y el año que se aproxima. ¡Muchos felices descorches y mucha salud…!

Cadáveres de la 164

Cadáveres de la 164

Por estas fechas estamos de manteles largos, festejamos: Navidad, aniversario de fundación de Vino por Placer(décimo cuarto) y sobre todo el hecho de poder estar reunidos y compartir el fruto de la vid. Extrañamos a Juan Antonio que por motivos de salud no pudo asistir a esta clásica reunión decembrina, y esperamos su pronta recuperación.

De la bodega Perrier Jouët llega a nuestra mesa una botella de Belle Epoque 2002.  Un espumoso que se muestra muy jovial, aunque ya seduce con los encantos de un champán maduro; color pajizo brillante, burbuja fina y de media intensidad, aunque siempre dependerá en gran medida de la copa; la forma de lavarla, el jabón… Huele a pan tostado y almendras, en boca tiene buen balance, cremoso, excelente acidez y final largo. Después de media hora de aire huele a cera y granos de café, este último aroma poco codiciado por lo menos para mi. Para comprar una cajita y observar su evolución.

Volnay Joseph Faiveley 2007. Color rubí de capa baja, frutal, con algunas notas ahumadas de fondo. Equilibrio entre acidez, tanino y alcohol. Habrá que esperar un tiempo en botella para descubrir sus encantos, propios de un vino maduro. Por ahora está bebible.

Roda I (Reserva) 2006. Con una crianza de 16 meses en barrica francesa, 50% nueva y el resto un solo uso, y 20 meses más en botella. Primer golpe a fruta negra y flores, pasado un tiempo; pastel de frutas. En boca se nota la sobre maduración, el extracto sin llegar a excesos, chocolate amargo y de final áspero.

Don Melchor 2007. Rojo sangre, huele a zarzamora, hay quienes advierten en boca «chile piquín», nota de tamarindo, terroso, ataque intenso, redondo. Como para una buena carne. No se perciben sus casi 15 grados de alcohol, más que cuando sube la temperatura.

Alión 2006
. Un vino moderno de Ribera del Duero de mucho éxito en nuestro país. Pimienta negra, térreo, especias, de buen ataque final un poco amargo.

Cheval de los Andes 1999, Su corcho estaba hecho un polvorón, a pesar del esfuerzo no he podido librarme de sacarlo a pedazos y de haber quedado gran parte adentro de la botella. Aceituna negra, humo cuero, largo, complejo.

Con excepción del champán y el volnay, se trata de vinos de corte moderno, de mucho extracto y tanino.

Me faltaba mencionar la cena y la rifa, esta última organizada por Jorge como el año pasado. Todos nos llevamos un regalo. Un ejercicio muy democrático para que todos queden muy satisfechos.
El bacalao se hizo presente en dos versiones: la de Toño y la de Carlos, este último lleva horas de preparación y los resultados saltan a la vista… y al paladar. Había también pierna al horno y una rica ensalada rusa, todo rociado con Drappier Carte D´ Or y Champán Brut de Perrier Jouët. Las burbujas y la excelente acidez hacen que maride muy bien con el condimento de los platillos.
Así concluye un año de catas. Mis mejores deseos para Juan Antonio y su pronta recuperación.

Cuántas veces he descorchado vinos en la habitación de un hotel, y es que la tentación de probar lo recién adquirido siempre me lleva a pedir una copita y un descorchador para abrir una botella recién adquirida en el viaje. Pues bien, esa experiencia no siempre disfrutable, no siempre grata, muchas veces por el vino y otras por las condiciones propias de hotel. Es decir, no es lo mismo probar un vino con una buena copa a buena temperatura de servicio y cómodamente sentado en una mesa en la terraza de mi casa, que dentro de una habitación por muy lujosa que sea. Apreciación muy personal.

Esta última experiencia ha sido de las menos gratas. Llegué muy cansado, apenas con ánimos de acercarme a una de esas máquinas despachadoras de hielo, la botella estaba cubierta sólo a la cuarta parte por la estrechez del recipiente, acto seguido esperar unos minutos a que tomara la temperatura adecuada. En este caso tratándose de un blanco Chateau de la Ragotiére 2010 de la región de Muscadet, reposado en sus propias lías Sevre et Maine Surlie. Un vinito de 20 dólares que prometía. Mi cansancio era tan profundo que no pude ni siquiera descolgar el teléfono para que me mandaran una copita. Así que tomé un vaso y sin mayor protocolo me serví y lo probé. La apelación de origen muscadet lleva a mi mente a la mineralidad que puede llevarme a las mismas ostras del Atlántico, con las que marida de maravilla. En este caso fue desconcertante encontrarme con un vino floral con notas de pera y plátano, algo muy tropical para este vino. Al final en boca tiene algo de mineral, pero no del nivel de un buen muscadet.

Dos días no fueron suficientes para acabar con la botella, ni siquiera me ha remordido la conciencia el haberla dejado en la mesa, como quien abandona una prenda vieja y rota.

cata 163 A Siguiendo los pasos de la syrah o shiraz, esta noche están dispuestos seis ejemplares, algunos varietales y otros con mezcla de alguna otra uva. Pero antes comenzamos los puntuales con un espumoso que dejó una grata impresión a todos. Se trata de Orlandi semi seco, Blanc de Blancs, vinificado con trebbiano y chenin blanc. Un espumoso de Querétaro de Viñedos la Redonda, agradable, refrescante, con una nariz a miel, notas de frutos secos y algo de cítricos; toronja blanca, en boca se nota el azúcar residual sin llegar a empalagar gracias a su acidez, si bien discreta sirve para equilibrar el conjunto en boca. Un vino que por su precio: 130 pesos guarda una excelente relación calidad-precio. Repetible, quizás media caja para navidad.

El primer tinto fue Emiliana Reserva Especial 2002. Muchos tostados, fruta negra, de buena entrada y paso por boca. Repetible.

Las Moras Cabernet Sauvignon Shiraz 2011. Mudo al principio, costándole un poco abrirse para dar fruta negra en sazón; zarzamora, cereza, de entrada amplia, buena acidez y tanino presente.

Nerola 2010 de Miguel Torres, un syrah con garnacha de organic farming ¿será cultivo orgánico…? Nariz aromática a moras y frambuesas, de tanino casi dulce y un fondo mineral, hay quienes advierten un parecido con el anterior.

Ópalo Syrah 2006 con la leyenda bajo la añada; «No usamos madera». Es un vino argentino de Bodega y Viñedos Mauricio Lorca que desató controversia, ya que muchos advirtieron buena cantidad de madera, traducida en taninos. Aunque no entendería por qué insisten en que no usan madera… Viendo esta forma de vinificar como algo deseable, y el uso de la madera como algo nocivo, cuando en realidad la madera nueva y bien tostadita, es o por lo menos, o fue hasta hace poco lo habitual.
Huele a violetas, falta acidez, de final amargo. Repetible.

Lorca Poético 2006 difícil de leer la añada con la etiqueta morada muy garigoleada. Por cierto para mis amigos españoles, garigolear es un mexicanismo que no aparece en el diccionario de la RAE, pero que quiere decir ‘adornar profusamente’. Dicho esto se trata de otro vino de la misma bodega que el anterior. Huele al principio a maple, madera, y más madera, ciruela pasa, signos inequívocos de sobre-extracción y maduración. Doce meses en roble francés (90%) y roble americano (10%). 95% syrah y el resto cabernet sauvignon. Mi pregunta es: ¿Cuánto duró la maceración?

El último es un español Vallegarcía Syrah 2004. Notas de aceituna negra, fruta negra y una arista de alcohol. De paso firme en boca aunque al final se va muy rápido. No ha gustado mucho, domina el alcohol. Desequilibrado.