El calor sigue sofocando a los habitantes de la meseta central del valle de México, a pesar de algunas tímidas gotas de agua que han caído en los últimos días, anunciando el principio de la temporada de lluvias.
Debido a que Gabriel no preparó nada. Hoy, yo dirijo la Cata, aproveché la ocasión para descorchar seis blanquitos de primera calidad. El calor y los ánimos lo piden, así que busqué lo más interesante de los anaqueles de Palacio de Hierro y La Europea. La búsqueda no fue completamente al azar, Alsacia estaba en mi mente. Alsacia brilla como otras regiones francesas, siendo los blancos sus mejores exponentes. Trimbach y Hugel, garantizan satisfacciones y buenos momentos al degustar sus vinos, desde los básicos hasta sus cuveés más prestigiados…Así que empezamos con un Hugel Gewurztraminer 2007, para mí fue simplemente el mejor de la noche: fresco, aromático, espeso y contundente, una obra de arte, limpio, directo, muchas rosas, cítricos, guayaba y al final un deje a agua quina para rematar su salida. Compraré algunas botellitas para después. El Hugel Riesling 2006, tiene el característico aroma de la riesling en su juventud, mucho queroseno, con alguna fruta amarilla que no acaba de salir, en boca es mineral y abocado, excelente acidez y largo. El siguiente fue un Trimbach que nunca abrió, se trata del Pinot Blanc 2005. Bastante cerrado, con algunas notas lejanas a flores, en boca es rústico y con insinuaciones de flores secas y notas de pera. Habrá que darle otra oportunidad a este 2005. El Trimbach Riesling 2006, resultó más cerrado que el Hugel, con aromas a queroseno menos pronunciado y con una boca más mineral. Un cambio de 360 grados a Sancerre hizo evidente el carácter de los vinos en las dos regiones, marcando aún más la diferencia la uva savignon blanc en versión seco. Además de que existen otros productores cuyos vinos resultan más interesantes. Se trata de Pascal Jolivet 2007, evidentemente herbáceo y sin muchas concesiones, aromas a heno recien cortado y algunas notas calizas. Por último cerramos con un vino de Franconia, del sur de Alemania, rompiendo con ciertos parámetros empezando por la forma de la botella. Franconia Bacchus 2008, «esto es puro jugo de guanábana» alguien lo dijo, y todos estuvimos de acuerdo. Guanábana con sandía en sus expresiones más limpias, con un ligero toque amargo al final, un vino 100% f-r-u-t-a-l y fresco, para los peores días de calor.
Mi propósito era precisamente mostrar los extraordinarios resultados de la vinificación que se logran en algunas regiones y así revaluar los vinos blancos, ya que mucha gente los considera un peldaño abajo de los tintos, y creo que lo logré, al parecer esta vez han salido más que satisfechos, dispuestos a comprar algunas botellas para lo que resta de este calorcito tropical. Misión cumplida, sin llegar a los grandes vinos blancos, esos que envejecen durante décadas y ganan en complejidad como la mayoría de los grandes Borgoñas. Sin menoscabo de lo hoy descorchado, ya que muchos de ellos también evolucionan durante varios años con mucha dignidad.
Ante la contundencia de los hechos, hasta los más pintados en tinto, se han covertido a los blancos… por lo menos durante la cata de hoy, y lo que resta del calor en esta temporada.