Archivos para octubre, 2011

No todo el vino en nuestro país se produce en el noroeste. Baja California se ha convertido en el referente como zona productora de vino. Cuando se menciona el vino mexicano, los reflectores apuntan a una sola zona, Baja California, concretamente el Valle de Guadalupe, cuyos vinos tienen una mineralidad en ocasiones extrema, con una salinidad evidente. Pero hay otras zonas que emergen y otras en franco descenso. Es injusto pasar a segundo plano lugares como Parras Coahuila o Ezequiel Montes en el estado de Querétaro.

En esta ocasión probamos algunos vinos de estas dos últimas zonas. Empezamos con el vino reservado para los puntuales: un Mumm Brut cuya fama no sólo viene de Francia, en Napa ya se producen algunos espumosos interesantes. En este caso es un francés. No hay nada mejor que empezar con algo de burbujas para limpiar el paladar, se trata de un espumoso fresco, de buena burbuja; mediana y persistente, de color pajizo con destellos verdosos. Aromas a avellanas y notas de pastelería de fondo. En boca es refrescante, cítrico y de buena acidez.

El primer tinto fue Sierra Gorda Cabernet/merlot 2008, de Viñedos la Redonda. Aromas frambuesa, barro. En boca es compacto y mineral, con una leve arista de alcohol.

Casa Madero 3V cabernet 2009, sauvignon, merlot y tempranillo. De la bodega del mismo nombre. El primer golpe es cítrico; cáscara de naranja, notas de guanábana… ¿Estamos hablando de un blanco? Color rubí capa media, tanino firme, recuerdos de grosella y final áspero.

Casa Grande Gran Reserva 2007, cabernet/shiraz. Se percibe el pimiento de la cabernet, así como notas especiadas de pimienta negra y clavo. Boca frutal y final largo.

Casa Madero cabernet/ merlot 2008. Otra vez percibo la piel de naranja, fresa silvestre, mermelada de zarzamora, flojo en el paso de boca y final corto

Sierra Gorda producción Limitada 2008 cabernet/merlot/mabec. Al igual que el primero, tiene 12.5 grados de alcohol, algo insólito en estos días. Aromas a lavanda, menta y madera. Tanino mullido y de buena acidez.

Y el último y más viejo, Casa Grande Shiraz 2006. Nariz intensa a fruta roja y pimienta negra. Entrada amplia, buen tanino y largo. A pesar de su larguísima crianza en roble americano nuevo (24 a 26 meses), la fruta no está ahogada en madera. Algo que me ha sorprendido. ¿Será que la shiraz aguanta…?

Han sido bien recibidos, sobre todo por el contraste de la salinidad de Baja California, aun tratándose de vinos con cierta mineralidad, bastante comedida. Dos bodegas que tienen mucho futuro por delante.

En las últimas dos semanas he transitado entre el desencanto y el aburrimiento. Poco que comentar en cuanto a descorches se refiere.
Una boda, acontecimiento donde la gente acostumbra echar la casa por la ventana con jardines delicadamente cuidados de frondosos árboles y coloridas flores o salones exquisitamente decorados, música en vivo, refrigerios a la entrada, manteles largos, menú con nombres extravagantes… Pero el vino. Nada. No le prestan la menor atención, y no estoy hablando del precio, sino de la búsqueda de un vino sensato, de trago largo, sin rebuscamientos pero que pueda beberse inclusive solo. Pero nada de nada, no abundaré en un tema ya de por sí trillado que al parecer sólo importa a quienes buscamos cosas interesantes, para otros los precios altos son sinónimos de calidad, y viceversa. Allá ellos.

Dentro de todo este conjunto de aburridas experiencias dizque vínicas y hedonistas, me encuentro con un vino que vuelve a mi mesa con bastante frecuencia, sobre todo cuando salgo a un restorán.  Cune Crianza, una apuesta segura, un vino sabroso consistente que siendo caro, en un lugar chic y de moda, de esos que algunos esclavos de la misma pueden llegar a esperar una hora para que los pasen a la mesa, puede llegar a los 400 pesos o poco más, pero que tampoco es raro encontrarlo en menos de 300, nada que pueda desfalcarnos una vez al mes.

Ayer bebí tres copas del 2008, y me encantó, tiene un tanino sedoso, una acidez extraordinaria, todo en su lugar para pasar la tarde platicando y bebiendo. Sí, lo sé, mucha gente puede pensar que si esto es lo mejor que me ha pasado en las últimas semanas, se ría o se compadezca de mí. De una u otra forma ¡Muchas gracias!

Foto extraída de http://www.cvne.net

Apenas un bebé...

Como sacada de una película de James Bond, la torre-cava de más de 4 pisos de altura (12m) luce como un coloso en la entrada del restorán Aureole en el hotel Mandalay Bay, en Las Vegas. Aunque realmente su creación fue inspirada por la serie Misión Imposible, (quién puede olvidarse de su musiquita) las wine stewards o wine angels suben y bajan por medio de cables, escogiendo los vinos elegidos por los comensales. Construida en acero inoxidable, vidrio templado y Plexiglass en los nichos, da cobijo a casi diez mil botellas.

Con una tableta electrónica es fácil escoger un vino sin perderse en un mar de países, regiones, bodegas y uvas. En cuanto vi el Morgon de Lapierre en la pantalla no lo dudé un solo instante. Era una tarea pendiente, no por falta de interés sino de existencias en el mercado mexicano. Hace un año que su productor partió de lo terrenal, y la noticia hizo eco en el mundo del vino. Un año después puedo probar este vino biodinámico de la añada 2009 en una noche especial.
Lo primero que dijo el sumiller muy convencido, fue que debía decantarlo, y como yo soy muy obediente esperé a que terminara la maniobra. La verdad es que sí necesitaba bastante aire, con todo y la decantación este vino es una lápida, muy cerrado. Apenas en su infancia; es un gamay limpio, de lo más puro que he probado en mi vida, abre poco a poco, un vino enfocado sin distracciones, directo y puro, con fruta de la mejor calidad: moras, cerezas, frambuesa, regaliz, notas de bosque y lavanda. En boca es firme de una acidez exquisita y tanino firme, final laaargo. Una verdadera delicia, como para comprar un par de cajas y gozar de su encantadora evolución.

De poco servirá quejarse, pero me molesta que cubran las contra-etiquetas con información chatarra, cuando podrían pegarlas en otra parte, quizás en el fondo de la botella 🙂 (foto)

Otro ejemplo de información chatarra en contra-etiqueta

Morgon es uno de los diez crus, cuya evolución es más lenta, llegando a la madurez en varios años. Cuando le comentaba al sumiller que necesitaba cinco años más, movió la cabeza, asegurándome que le faltaban por lo menos quince. No lo dudo, ya que alguna vez probé un gamay de 1966, que si no estaba en su mejor momento, tampoco era un cadáver, para quienes piensen que la gamay es para vinos ligeros y de poca evolución. Les puedo asegurar que están en un error.

Así que con la primera entrada probé un blanco alemán spätlese cuya marca no recuerdo, y tampoco apunté, pero decía «off dry» que podría traducirlo a abocado, o por lo menos eso me pareció. Un vino de caracter floral bien maridado con un fuagrás, para después darle entrada a un atún sellado sobre cama de papas, que le vino de maravilla al Morgon, en honor a Mr. Lapierre. ¡Salud!

Para quienes quieran recordar tiempos pasados… y la monótona musiquita.

Cinco mexicanos y un colado…

En este mes patrio volvimos nostálgicamente a los vinos mexicanos de alta extorsión, perdón expresión. Y es que esos precios lo dejan a uno temblando, y como he dicho y no me cansaré de repetirlo; por esos precios me empiezo a poner muy exigente. La competencia puede realmente ponerse dura e inmisericorde con todo y que la competencia es extranjera, implicando gastos de fletes y otras cositas, a veces no tiene ninguna relación lógica lo que puede pagarse por un vino extranjero contra un mexicano. Pero allá ellos mientras les dure.

Esta noche han faltado tres amigos de último momento, avisando unas horas antes, al más puro estilo mexicano. Sumado a los precios altos, nos toca de un buen billete por cabeza. Empezamos con un cava que no tiene mucho que llegó a México, de la bodega Sumarroca. Nuria Claverol 2008. 65% Xarel-lo, 20% parellada y el resto de la «mejorante» chardonnay, tres años en sus lias y 12% de alcohol, un cava fresco, burbuja media y de mediana persistencia, aunque yo no me fío mucho, ya que dependerá de la porosidad de las copas. Al principio desprende aromas de pastelería, frutos secos, pero poco después se muestra muy floral. En boca es cítrico con cierta mesura y algo corto al final. $590 es algo subido para lo que da. La depredación de los detallistas juega un papel importante en esto de los precios.

De la bodega californiana (México) Vinícola Tres Valles, probamos el Maat 2008 y el Kuwal 2007, ambos vinos muy parecidos; buena nariz, de mucha intensidad. El primero es un grenache noir que es lo mismo que garnacha tinta, sino es así pueden corregirme. Aunque mis compañeros parece que ya le tienen tirria a los vinos mexicanos, para mí son dos ejemplos de vinos de buena fruta que no desmerece con la salinidad. Kuwal 2007 es un vino con aroma a hollejos, amarga en la entrada, largo y con cierta salinidad, moderada.

Big Blend 2008, de Vena Cava. Un coctel de cinco uvas diferentes: 35% syrah, 29% zinfandel, 18% cabernet sauvignon, 12% petit syrah y 6% grenache… ¿algo más…? con sus casi 14% de alcohol huele a aceituna negra, frutos rojos, de buena acidez. Un vino correcto, pero por $500 ya no es tan correcto.

Quinta Monasterio 2008, que en un principio pensé que se trataba del Ribera del Duero. Catorce meses entre roble francés y americano nuevecito. Transcribo algunos comentarios: «bastante más redondo, sin aristas, más largo y amable» otro «simpático, me gustó, ácido, afrutado» me agrada comparar el vino con los humanos, palabras como: honesto, firme, juguetón… describen muchas veces mucho mejor algunos vinos que utilizando el lenguaje propio de «catas profesionales».

Por último de Vinícola La Trinidad, nueva para un servidor, llegó Minotauro 2009. Un vino de 600 pesos que sabe a chamoy del bueno, acidito y salado que al final da algunas notas de sandía, un inmemorable con causa. Así concluye esta costosa cata para rematar con unas pizzas también caras, ¿o será que ya se siente la crisis mundial…?