Archivos para diciembre, 2010

Cada mes de diciembre la mayoría de los mortales nos proponemos cambiar ciertos hábitos para el año nuevo. Un rasgo muy humano, pero aún más humano es no cumplirlo. Así que no me he trazado metas sublimes, son bastante sencillas, precisas y fáciles de aplicar. Y son los propósitos siguientes:

1.- Beber poco, pero bueno. Este primer propósito no sólo está en un plano puramente hedonista, sino también porque debo bajar varios kilos que me sobran y estorban.

2.- Comprar menos vino pero que valga la pena, un año para dejar la experimentación. Ir a lo seguro.

3.-Leer más y escribir menos. Sin lo primero no puede hacerse bien lo segundo.

4.- Beber y disfrutar las botellas maduras; en su plenitud. Una tarea bastante complicada y no me refiero al hecho de consumirlas, si no a elegir las que estén en la cima. Casi nada…

5.- Compartir el vino y la charla con mis amigos, ya lo hago y lo disfruto, pero siempre es bueno recordarlo.

¡Mis mejores deseos para el 2011 y que todos sus buenos propósitos los puedan alcanzar!

Los tres en la lista…

Fin de año es un buen momento para reflexionar sobre el camino andado y por qué no, de lo bebido y lo que se quedó en el tintero, en este caso en los botelleros. Esta reflexión viene a colación ya que hace un par de días un amigo me decía que todo lo que guarda en su bodega no está para beberse, sino hasta dentro de varios años. Refiriéndose a las añadas del 2000 al 2007 de bodegas de Burdeos con mucho prestigio. Además de que puso en duda la evolución a favor de algunos vinos que reposan en mi bodega desde hace algunos años. Mouton Rotschild 93, 98, 99… Vinos que por una o por otra razón guardo de manera casi obsesiva. Mouton ha cambiado en la hechura de sus vinos, por lo menos es lo que algunos críticos han dicho, entre ellos da fiel testimonio Jonathan Nossiter en su película Mondovino, donde aparece el imperio de Mouton Rotschild como una fábrica de sueños… Vinos a la medida del consumidor norteamericano.

No sé si sea momento de descorchar algunos vinos casi olvidados en sus botelleros, pero me parece que para algunos Burdeos y Borgoñas veinte años son apenas suficientes para que comience en su interior la magia de la madurez. Esa evolución que hace sublime una copa de vino en su mejor momento, complejidad y profundidad en su máxima expresión. Premio a la paciencia.

En el caso de los Mouton, las etiquetas tienen mucho que ver con mi impulso de conservarlas por más tiempo. Hace algunos años compré una botella de la añada 1993 en EE.UU. país donde la etiqueta original del boceto de Balthus no aparece. La etiqueta «original» es la de una joven acostada con el torso hacia el lado izquierdo. Pero alguien de manera hipócrita no dudo en censurar la imagen imprimiendo sólo el color beige del fondo. Otra etiqueta que me llama la atención es la añada de 2008, de Rufino Tamayo, titulada El Brindis por. Único pintor mexicano que aparece en el repertorio desde 1945 en las diferentes etiquetas de este famoso vino, Premier Cru desde 1973. La última botella, la de 1999, no tiene para mí ningún valor especial. Se trata de un cabrito dando una coz. Su autor es Raymond Savygnac, cartelista francés que murió en 2002. Al parecer una buena añada, así que comenzaré por esta última.

Del proyecto televisivo del Grupo Lezama por internet WineTV by Taberna del Alabardero, me ha llegado por correo electrónico la entrevista al director de Freixenet José María Ferrer. Una entrevista un tanto informal, que ilustra la dirección que ha tomado Freixenet en los últimos años al elaborar además de cava, champagne y un tinto en Ribera del Duero. Lo comparto con Uds.

Cata 140, Navidad, Navidad!!!

Como cada año por esta fecha nuestra peña Vino Por Placer saca los manteles blancos, los sombreros de copa y deja que corra el vino. La razón es que celebramos nuestro aniversario, que en este año es el décimo segundo, la Navidad y la víspera de Año Nuevo. Así que los vinos tenían que estar a la altura del acontecimiento.

Los precios altos, cada vez menos en comparación con los de nuestro vecino del norte (EE.UU), y sobre todo la limitada oferta de diferentes añadas para poder hacer una vertical, me llevaron a dos de los pocos vinos que encontré con estas características: Chateau Duhart-Milon 2001 y 2004, y Chateau La Mission Haut Brion 1988, 1995 y 1997.

Empezamos la noche con algo de refrescantes burbujas: Drappier ya estaba dignamente representada en estas tierras por la excelente Zero Dossage de Pinot Noir pero no había visto todavía por los anaqueles la Carte D´Or, un champán ampliamente recomendado. Sin pensarlo mucho me hice de tres botellitas que además son de precio bastante comedido. Carte D´Or es para mi gusto una de las mejores de esta casa y de las más complejas en champanes sin añada. Color amarillo oro, brillante con extraordinaria burbuja fina que sube rápida formando la corona. Aromas intensos a frutos secos que se perciben apenas se sirve en la copa: mazapán, notas de moras, boca cítrica, muy bien amalgamada, de final largo.

Empezamos con los tintos con un buen ejemplar de Pauillac: Chateau Duhart-Milo 2001, cuya etiqueta afirma su semejanza con Domaines Barons de Rothschild. Nueve años dan sedimento y aromas terciarios ganados en botella… Parece un vino más viejo. Caza, cuero y notas ahumadas que después de media hora en copa aparece algo de fruta de manera tímida: cerezas en licor y mina de lápiz. En boca se nota la madera, y buena acidez. Chateau Duhart-Milo 2004 aromas marcados a tofe. Mi poca paciencia hizo que acabará el vino sin saber su evolución. De una de las mejores regiones de Burdeos descorchamos el primer Pessac-Leognan; Chateau La Mission Haut Brion 1988. Térreo y con notas ahumadas, trufa, tierra mojada y fruta roja, cálido y poco definido en boca. Chateau La Mission Haut Brion 1995 una de las añadas más cacareadas en Burdeos, un vino que muestra su juventud con un tanino bastante áspero todavía, y una excelente acidez como para guardarlo otros cinco años. El último fue un  Chateau La Mission Haut Brion 1997, me pareció sin duda el más redondo de los tres; muy frutal en nariz y mineral en boca, una mineralidad acentuada con una excelente acidez. El Vino de la noche junto con el champán.

Durante la noche hubo comentarios no muy favorables para los tintos. Una vez más compruebo que los vinos maduros distan mucho del concepto de bomba frutal de los vinos modernos que mucha gente tiene muy presente a la hora de emitir su juicio. La frontera entre lo sutil y lo plano, lo etéreo y diluido es apenas perceptible para pocos. La guarda del vino tal como se concibe hasta ahora puede estar en peligro de extinción. Y se trata nada menos que de una de las mejores recompensas para la gente con la suficiente paciencia para esperar que se dé la magia de los susurros de la madurez de un gran vino.

Quiero agradecer a Sergio por su entusiasmo para juntar todos los corchos de las catas y hacer dos magníficos cuadros conmemorativos del Grupo. Así como un porta-botellas de las mejores doce del año, un ingenioso adorno para recordar lo mejor que hemos bebido. Se ha rifado entre los miembros del grupo junto con botellas y regalos. ¡Felicidades a todos en esta gran fiesta!

Descorchados del 2009…