Archivos para May, 2009

18CSe acerca la fecha del bicentenario de la independencia de México, año de festejos, aunque los más aguafiestas dicen que no hay nada que festejar. Por una parte tienen una pequeña dosis de razón, pero también pienso que hoy más que nunca vale la pena promover este tipo de acontecimientos ya que la influenza A H1H1, o mejor dicho; los prejuicios de gente ignorante y la política exterior de muchos países han devastado el turismo en todo México.

Con todos los acontecimientos oficiales y no oficiales, también hay un gran proyecto cuyo concurso ya ganó un grupo de arquitectos mexicanos, veinticuatro para ser exactos, encabezados por César Pérez Becerril. Se trata de la construcción de un arco para conmemorar esta fecha: Monumento que se ubicará sobre la avenida más importante de la capital; Paseo de la Reforma, a la altura de las rejas de Los Leones, del Bosque de Chapultepec. Como suele suceder en estos concursos, no todos están conformes con el veredicto. Yo me sumo a ellos, en lo personal me gustó más el proyecto que he titulado: arco-puente, ya que sólo he conseguido la foto, no sé quien es el autor, pero me parece mucho más arquitectónico y menos escultórico. Subrayo la palabrita porque soy totalmente ajeno a las bases de dicho concurso, simplemente he lanzado mi humilde opinión basándome en la primera impresión… Amor a primera vista.
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De cualquier forma felicito a ese grupo de talentosos arquitectos mexicanos, así como a quien hizo el proyecto del arco-puente. Por mi parte empezaré a brindar y festejar desde este año, tan esperado acontecimiento. Como decía la abuela: pretextos sobran… Así que ayer descorché un viejo conocido, un gran riojita clásico. Se trata del Gran Reserva 904, 1994. de la bodega Rioja Alta S.A. Un vino maduro, serio, profundo con aromas a piel de la más fina calidad, tierra, trufas, bosque, flores secas. En boca es una melodía, taninos sedosísimos, acidez perfecta, un vino para disfrutar despacito. Las viandas quedaron opacadas, a pesar de tratarse de un jabugo, un quesito brie y paté de pato.

Fotos extraídas de Flickr.

Por decreto, la sociedad vuelve a su aburrida rutina… fuera tapaboca. Los restaurantes, escuelas, estadios y cines ya abrieron sus puertas hace un par de semanas, pero hasta hace unos días se acabaron ciertas restricciones ridículas. Los capitalinos saben de lo que hablo: cines a su mínima capacidad con filas desocupadas, espacio de 2 metros entre mesa y mesa en restaurantes…Se acabó inclusive el vergonzoso bloqueo aéreo de algunos «países hermanos». La ignorancia es mucho peor que las epidemias. Hasta el momento han muerto menos de cien personas, bastante lamentable, pero nada exagerado si lo comparamos con los más de mil setecientos decesos debido a la influenza estacional, que nos pega cada invierno.
Observé durante la contingencia que mucha gente se tapaba sólo la boca… se habrán preguntado; pues no es así la cosa: tapa b-o-c-a. La «gripe española» que mató a más de 50 millones de cristianos, se agudizó debido a que la gente se tapaba la boca y dejaba la nariz fuera, que era por donde entraba el mortífero virus, como es el caso de muchos otros virus. Sólo quisiera hacer una breve recomendación lingüística a la Real Academia de La Lengua Española, o mejor conocida como RAE. Cambiar el nombre a cubrenariz y boca o cubrenaboca… lo que se les ocurra pero que incluya nuestras dos preciadas herramientas de la cara, y así mucha gente entendería mejor el procedimiento de colocación del odioso pero necesario pedazo de tela. Con ésto concluyo este negro y manoseado capítulo de la historia contemporánea de México.

Y por si fuera poco, ayer después de ver todo color gris, o mejor dicho negro azabache, terminé en medio de un «siniestro automovilístico» como le llaman las compañias aseguradoras a los choques de automóviles, sólo eso me faltaba. Gevry-Chambertin
En la noche decidí descorchar una botellita de Borgoña, pero los quesos, el jamón y el vino no estaban muy disfrutables que digamos. Y es que los quesos lo único de fresco que tenían era la temperatura del refrigerador de donde los saqué. El jamón parecía de plástico y el vino, pues el vino le faltaba vidrio. Louis Jadot es de mis preferidos y al ver en la etiqueta: Gevrey-Chambertin, Lavaux Saint-Jacques, apuesta segura. De lo que no me percaté, o no quise hacerlo, fue de la añada. Dos mil dos. Un infanticidio. El vino tenía un fondo frutal, a flor de piel sin ninguna otra capa aromática, acostumbrado al tabaco rubio curado, a los aromas térreos de trufa, tierra mojada de algunos borgoñas que le dan los años. Éste se mostró bastante callado, pero algo más preocupante fue su arista alcohólica que si bien tenía sus 13,5 grados, generalmente están muy bien integrados. El tiempo remediará esta situación, aunque por desgracia era la única botella que guardaba.

Peter Gabriel… ¿Por qué no?

Hoy es viernes, amaneció lloviendo y está muy nublado sin viso de que salga el sol. Día lloroso, como bien dice el genial Germán Dehesa en su colorida columna: «Gaceta del Ángel». Esto ya empañaba mis ánimos, pero abuela blogueracuando abro el periódico la cosa pasa de rojo carmín a negro azabache; todo está de cabeza en este país. Por si fuera poco en yahoo, la primera noticia que me encuentro es que la abuela bloguera ha muerto. Hay blogs que llaman la atención por su contenido, otros por sus fotos, otros porque no pueden ser peores. Pero el caso de la abuelita es diferente, mucha gente a esa edad ya no escribe ni la lista del mandado. Si le añadimos que la tecnología no está precisamente ligada a la gente mayor. Me pregunto, cuántos aparatejos hoy en día no acabo de entender ni usar, y eso que todavía me faltan algunos meses para obtener mi credencial del INAPAM, para quienes no viven en México: Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores. Así que una abuelita gallega decidió entrar al internet y dejarnos un legado de tenacidad y amor a la vida… Descanse en paz.

Pasando la hoja, tanto del anterior tema como la del peridódico, me encuentro con la columna del Sr. Gerschman, que dicho sea, leía cada viernes hace unos años. La crisis económica ha hecho que lea los encabezados por internet, en vez de pagar mis doce pesitos diarios, además de las pocas coincidencias que existían y existen entre los gustos vinícolas de él, con los mios. Podrán decir mis dos apreciables lectores que soy poco tolerante… y tienen toda la razón. El tema principal de hoy en su columna de vinos; es el de su reciente viaje a Chicago, tocando entre otros el tema de los «sommeliers«. Yo retomo el tema. Y es que cuando se visita un restaurante y sale el sumiller, no faltan los ácidos pensamientos de algunos comensales. «Muy mono con su peto de cuero», «que no sabe echarse otro speech», en referencia a que cada vez que descorcha una botella, debe hacer un comentario, por muy babeante y primario que éste sea. Cuántas veces me han recetado un vino carísimo, y yo suspizmente pienso en la jugosa comisión que recibira por cada botella. Y ahí no acaba todo, cuando un restaurante no se preocupa por tener sumiller, llueven las críticas, cuando lo tiene… «así cobraran…». Al final ni el sumiller le da el lugar al comensal, ni mucho menos, el comensal le da el suyo al sumiller. Pienso que estamos todavía muy verdes para tener sumilleres, mucho más a un Master. ¿Por dónde empezar? yo no tengo la respuesta, pero empezaría por la información sin tendencias comerciales. Información sincera y respetando el intelecto de cada persona, pero eso está muy lejos de la realidad, vivimos en una sociedad: consumista, rumoróloga y chismosa, volviendo a citar al Sr. Dehesa, aunque yo agregaría: prejuiciosa y esnobista. Y ya que no puedo escribir cosas bonitas, aquí le paro, no les vaya a contagiar mi amargoso estado de ánimo.

Pondré algún video de Mr. Bowie para que ayude a mejorarlo …

Hace mucho tiempo…de hecho ya perdí la cuenta, le presté un libro a un amigo: «Vinos para vinos para dummiesDummies», de esa famosísima serie, tan popular hace años. Me lo pidió prestado y no pude negarme. Jamás lo volví a ver… resultó eso de «dummie». Decía el abuelo: «Es tonto quien presta un libro, pero más tonto quien lo devuelve». En aquel tiempo me pareció muy útil y divertido, sirvió para empezar con este rollo del vino, yo apenas había leído un par de libros no muy especializados. Quería recuperarlo sólo por razones sentimentales. Husmeando por los pasillos de Costco, me metí a la «isla» de los libros y revistas. Comencé a hurgar en una gran pila «para dummies»: Mozart para Dummies, Cocina para Dummies, Yoga para Dummies… cuál sería mi sorpresa que en el fondo se encontraba el de vinos. Decidí comprarlo para después cobrárselo a mi amigo, no es que sea muy caro, pero creo es lo justo.
Algo renovado, con nuevos chistes y nueva portada. Un libro ligero, buen regalo para alguien que quiere iniciar de forma divertida en esto de los vinos.

Ya cayó la botellita de Trimbach Cuvée Fréderic Emile 2001, no dejo de reconocer que se trata de un vino cuyos encantos se empiezan a ver, que tiene una acidez maravillosa, cítrica, en su plena juventud. Sin duda necesita mucho más vidrio para empezar a dejar ver la complejidad de la riesling. Confieso que esta es mi primer botella, pero he escuchado muchos y muy buenos comentarios sobre añadas más viejas. Así que el tiempo tendrá la última palabra, ya que guardaré otra botella por unos años.
Otro vino de fin de semana fue el Uncastellum, no recuerdo añada. Vino de la tierra, de Ribera del Gallego Cinco-Villas, donde quiera que esto se encuentre, y además «ecológico» , primer español trimbach cuvee FEque veo con estas características, así que no lo quería dejar pasar. De entrada amplia con una arista alcohólica, que después se atenúa con algo de fruta roja madura. Sin pena ni gloria, de traguito largo.

Empiezan las lluvias y con esto se van los calores, que la verdad han durado muy poco este año. Tiempo para sacar los tintos sin el riesgo de acalorarse y sudar.

Benedetti. He leído poco de él, lo que más he leído es su poesía. Uno de los grandes escritores latinoamericanos. Murió el domingo pasado…

¿Cómo será el mundo cuando no pueda yo mirarlo
ni escucharlo ni tocarlo ni olerlo ni gustarlo?
(…)
¿Cómo serán los demás sin este servidor?

Mario Benedetti

Leonardo D.Al contrario de la tan llevada y tan traída influenza… del mapa genómico mexicano se ha hablado muy poco, así que me parece justo reconocer este gran logro en la medicina moderna. Conocer la variabilidad genómica de los mexicanos es fruto de nueve años de intenso trabajo del grupo de investigadores encabezados por el Dr. Gerardo Jiménez, director del Instituto Nacional de Medicina Genómica, y también, gracias a diez mil voluntarios que se ofrecieron para dicho estudio. Explica el Dr. Jiménez: «El mapa son marcadores en el genoma que nos permiten acercarnos más y saber donde nos estamos moviendo para encontrar los genes asociados a una enfermedad». Logro alcanzado sólo en países como: EE.UU., Japón y el Reino Unido, así que es doble mérito.

Aunque ya es mucho pedir; ¡Ojalá! que el estudio también arrojara alguna luz, o algún indicio, sobre la razón por la que los mexicanos somos tan propensos a la pachanga, al desmadre y al sensacionalismo, y tan poco propensos a beber vino, y me refiero al producto fermentado de la uva. Ya que hay mucha gente que por estas latitudes le llama vino a todo producto alcohólico, inclusive a los destilados.

Por poner un ejemplo; Argentina tenía en 2005 un consumo percapita de 28,81 litros, cuando en México no llega a 400 ml. siendo muy optimistas. Estas cifras pueden explicar la difícil labor de nuestros bodegueros; enfrentados a un pobre mercado interno y a un feroz y competitivo mercado externo. En los últimos diez años el consumo ha ido en aumento, aunque sigue siendo una bebida elitista que ha estado fuera del alcance de las masas, un artículo de lujo. Con los precios que se mueven en la mayoría de los vinos mexicanos, no sorprende la actual situación. Vinos que rebasan los 70 dólares, que presumen de 18 meses en barrica nueva de roble francés, ganadores de medallas de oro y concursos internacionales, pero que no reflejan la tierra donde nacieron ni la uva con la que están hechos, ya que la madera los ahoga. Gracias al dúo de: Mr. Parker por sus puntos y a Michael Rolland por sus asesorías vitivinícolas. Los aires de «progreso» y «modernidad» también se respiran en tierras mexicanas, los vinos cada vez pierden más su caracter y sus precios se van por las nubes.
Deseo con toda el alma que la crisis económica y los elevados precios de la tonelería de: Seguin Moreau, RadouxRadoux, Mistral, Odysé, Nadalie, Francois Freres, Dureau…, haga entrar en cordura a los bodegueros, aunque sea a la fuerza, y permitan que los vinos sean más expresivos, y se vean en la imperiosa necesidad de usar barricas usadas y se quiten la modita de la barrica nueva al 100 y hasta el 200% . En el fondo, como en cualquier otro negocio, buscan altas utilidades, no creo que les preocupe la autenticidad de sus vinos o su propia identidad. Cuántos bodegueros se frotarán las manos, pensando en llegar algún día a vender como Yellow Tail o Concha y Toro.

Brindo por todos quienes descifraron el «genoma mexicano», por el sano consumo de vino, por la búsqueda del terroir en nuestros vinos nacionales y por el gran Frank Sinatra, que hoy cumple once años de haber partido.

Después de buscarlo por cielo, mar y tierra, me llega a las manos la segunda parte de «Cavas de México» de Gabriel Gadsden. Un libro que anunciaron su presentación desde finales del año pasado. Pero que nunca pude encontrar en librerías. De pasta dura, excelente calidad de papel y edición muy cuidada, en cuyas páginas se muestran algunas de las más importantes cavas de México. Un recorrido muy interesante donde se pueden portada_cavas-de-mexicoobservar bodegas muy originales diseñadas con los materiales más diversos; acero, madera, arcilla, vidrio, piedra… Una cava es un espacio muy personal, es por esto que el arquitecto o diseñador debe imprimir el sello del cliente. Al hojear este libro, me surge una sola pregunta: ¿Cuántas de estas cavas tienen la temperatura y la humedad necesarias? En una foto pude observar una chimenea??? En otra el espacio de la sala de degustaciones es tan grande y se comunica directamente a los botelleros. Los cambios de temperatura en una sala ocupada por varias personas puede subir varios grados en pocos minutos. Por esta razón es necesario aislar con algún material, generalmente vidrio, los dos espacios.
Por medios naturales (cavas pasivas) es sumamente difícil lograr los 17°C, por no decir 12, cuando la guarda es larga, así como el 75% de humedad. Deben ser bodegas a varios metros bajo tierra, de otra forma es imprescindible un equipo de refrigeración.
En otra cava muestran una colección vertical de Chateau D´ Yquem, donde sólo faltan dos añadas. En fin, creo que es un libro obligado para quienes nos gusta el vino y el diseño, espero que la segunda edición sea algo más generosa que la primera. Desde aquí le agradezco a Gabriel, su excelente regalo.

En otro orden de ideas, pero todo esto ayer mismo cuando recibí mi regalo. Bebimos dos botellas que quiero comentarles. Sé que para mucha gente lo que beba o deje de beber, es algo que los tiene sin cuidado, o por lo menos esa es mi postura frente a tantos blogs llenos de fotos de botellas y reseñas simplonas de lo que bebieron la noche anterior. Pero esta vez tengo necesidad de ponerlo, no porque se trate de botellas extraordinarias, sino más bien porque son botellas bastante ordinarias.

La primera, un riesling del Mosela, Dr. F. Weins-Prüm 2005 fue un encargo que hice y no me Mosel - Líbanopercaté de especificar que quería un Auslese, o por lo menos un Spätlese, así que resultó un chaptalizadito Qmp. Eso sí, muy sabroso y refrescante, también debo decir que no es lo mismo un Qmp Blue Nun que un Dr. F. Weins-Prüm. Aromas de petróleo de la riesling, amalgamados con flores y notas de fruta amarilla, no muy definida. Se nota el carbónico formado en la copa, y al entrar, con su cosquilleo y excelente acidez, un vinito que jamás despreciaría y con este calor se antoja tener una cajita. El segundo es de Líbano, no, no es Chateau Musar, es un Fakra 2004, vinito rústico con notas de tabaco rubio curado, de nariz muy agradable y muy buen paso de boca, aunque al final diluido. Tarde de sábado muy sabrosa, en víspera del día de las madres, pero como yo no tengo madre…

 

 

No echen a volar su imaginación, hablaré de copas. Sorprende la popularidad de las copas Riedel. Hoy en día ya existe el sustituto del «caballito» de tequila, una copa diseñada por George Riedel, que no ha tenido tanto éxito como se esperaba. Recuerdo que por 1998 era imposible encontrar Riedel en México. En el verano de ese año, aprovechando que tenía que viajar a la ciudad de Nueva York, las busqué. Una mañana depués de caminar varias cuadras por Park Ave. encontré una pequeña tienda donde las vendían. Para mi sorpresa unas cuadras más adelante las encontré más baratas en Sherry – Lehmann, pero ya era muy tarde. Esta fue la primera tienda donde tuve contacto con los Burdeos, recuerdo muy bien que compré un Lafite y un Haut Brion 1991 y 92 respectivamente, añadas flojas que pude pagar por menos de 120 dólares. De las 6 copas que había quedan 5, nada mal para once años. En algún momento pensé que era más importante la cristalería que el vino, ahora pienso que ambas cosas tienen mucha importancia, pero sobre todo; no hay como descorchar una buena botella de vino a sabiendas que no hay que hipotecar la casa. Mucha gente que bebe vino en México, piensa que la calidad es directamente proporcional al precio. En cuántas comidas me ha tocado que a la hora de pedir el vino, escogen la más cara, cinco minutos después no se acuerdan lo que pidieron.
La fiebre por las copas Riedel sigue en varios restaurantes y bares de vino. A mí ya me pasó hace algún tiempo, sobre todo si las comparo con otras marcas similares a precios más decentes, como las Spiegelau, que forman una buena parte de mi pequeña colección. Hoy me vino a la memoría todo esto al ver un decantador Riedel en casi $6,000.00 (unos 450 verdes). Una jarra de agua, no será muy elegante, pero hace la misma función, y el resto me lo puedo gastar en unos cuantos vinos.

¿Han tratado de tocar una melodía con copas…?

chinabebiendoNo es extraño que de una u otra forma China siempre aparezca en escena. Con una población que supera los 1600 millones, de un total de poco más de 6 mil millones en todo el Mundo. Este país representa un mercado potencial en varios productos y el vino no es la excepción. Hace un par de días me encontré con este blog, enfocado en el vino y China. En esta entrada, Jeremy Oliver promueve su libro titulado: «Enjoy wine» escrito en chino, en él impulsa la cultura del vino y algunas marcas australianas. No pierde el tiempo tratando de enamorar a los chinos con los vinos del país de los canguros. Dentro de sus recomendaciones está Yellow
Tail un vino que se produce en cantidades megaindustriales, que podría en un momento dado quedarse con una buena tajada del mercado chino. Para ponerlos en perspectiva; las exportaciones de esta bodega superan las 25 millones de cajas, es la marca importada más vendida en EE.UU. Sólo en 2008 se vendieron 3 millones de cajas en el Reino Unido. Así que no es de extrañarse que pongan sus ojitos en China, cuyos habitantes día con día adoptan más costumbres occidentales.
Me viene a la mente aquella historia en 2007, del yellow-tail-wine2Chino cuya larga espera en el aeropuerto Charles de Gaulle en París, hizo que buscara cómo quitarse el aburrimiento en la tienda de vinos, gastando alrededor de 30 mil dólares en una sola visita al «Duty Free». Los tiempos de Mao Tse Tung se han quedado atrás, aunque todavía gran parte de la gente vive con 3,200 dólares anuales. Poco más de 200 mil habitantes son de clase media alta y 500 mil de clase media, cifras muy bajas en comparación con su población total. No es nada raro que el occidente mire con interés hacia el Dragón Asiático.

Por ahora los mexicanos debemos conformarnos «milando» a China de lejos. Una triste historia ha empañado nuestras relaciones diplomáticas. Un grupo de mexicanos sin ningún síntoma de influenza A H1 N1, habían quedado recluidos hasta ayer en cuarentena en hoteles, desperdigados por toda la geografía china. Uno solo presentaba los síntomas y permanece en el hospital. Turistas que esperaban ver la Muralla China, la única muralla fue la diplomática. Han llegado a México, gracias a la secretaria de relaciones exteriores mexicana; Patricia Espinosa. Gestión ejemplar dicho por los mismos afectados. Recibieron desde la embajada: comida, juguetes para sus hijos así como llamadas telefónicas del propio embajador; Eugenio Guajardo. Por cierto un sobrino trabaja en dicha embajada, si es de los dos lectores que leen mi blog, le mando un saludo a Tadeo.
Una semana bastante espinosa para México, en cuanto a relaciones exteriores se refiere. Cuba, Ecuador, Argentina han cerrado sus respectivas fronteras a mexicanos. No sé que sea peor bajo la lupa de las relaciones diplomáticas, pero como turista, prefiero saber de antemano que se cierran los vuelos a un determinado país, que padecer una tortuosa cuarentena.

Dejando a los chinos y demás países en fase «caparazón». Ayer se dejó sentir el calor, peor que en el desierto de Gobi y Atacama juntos, por momentos me dieron ganas de brincar a la regadera de agua helada, y decorchar un J J Prüm Wehlener Sonnenuhr Auslese 2005, botella recién adquirida. Así que no durará mucho, más que el tiempo necesario para que repose.

reforma-viernesAyer viernes fue día de asueto, de manera irónica «el día del trabajo» no se trabaja, sumando la larga semana de inactividad en la mayoría de los sectores se convierte en un día del trabajo muy diferente a los demás. Sin el tradicional y desgastado desfile.
La noticia de la influenza A H1 N1 les ha caído a los productores de carne de cerdo como bomba, el nombrecito de porcina. Desplomándose sus ventas alrededor del 50%. La OMS ha recomendado cambiar el nombre o más bien llamarle por su cepa, aunque en EE.UU. la identifiquen como swine flu. No podía faltar en escena un ingenioso mexicano con la ocurrencia de hacer camisetas con un cerdito y la bandera de México (ver foto), por sí todavía anda algún despistado que no sepa lo que sucede en este país, aunque debo decir que el mentado virus no tiene la nacionalidad mexicana, ha sido donde más estragos ha causado pero no nació aquí, por lo menos es lo que nos dicen las autoridades.

Pues bien hojeando el periódico Reforma me encuentro con la dichosa influenza en t-o-d-a-s las secciones: sociales, deportes, economía y por supuesto mi sección favorita los editoriales. Sergio Sarmiento en su sección Jaque Mate pone el dedo en la llaga. Siendo este un país de declaraciones y prejuicios no es raro encontrar cosas como esta: -Un ataque terrorista biológico que buscaba matar a Barack Obama en su visita a México- Una conspiración del gobierno de Estados Unidos para apoyar, con una epidemia inexistente, a la economía de su país o a las grandes empresas farmacéuticas… y así seguimos con otros rumores menos creativos; no me digan que estos dos no lo son. Imagínense haber burlado a la OMS y laboratorios reconocidos a nivel mundial. El triste caso es que la ignorancia puede agudizar este tipo de crisis de salud y por ende la economía también. Ya Cuba cerró sus fronteras a mexicanos, y no tardarán si es que no lo han hecho: Brasil y Argentina. Sólo esperaría de corazón que estas medidas de cuasi «toque de queda» no se prolonguen y que la semana que entra todo vuelva a una posible «normalidad». Por el bien de todos.

Esto me ha traído a otra reflexión; el ser humano todo lo quiere acotar, medir o calificar. Baste con ver que la OMS a declarado nivel 5 de 6, aunque francamente no me queda claro que carajos significa eso. Como dice Córdova Villalobos, nuestro secretario de salud: «México ya había tomado las medidas pertinentes» así que vivimos en nivel 5 desde no sé cuando. Otro ejemplo son los sismos; ya sea que se mida en la escala de Richter o la no tan común de Mercalli. El sistema métrico decimal o el inglés que tantos dolores de cabeza nos da a los latinos, y así podemos seguir con el sistema Peñin o el Parkeriano o el de Wine Spectator entre otros para calificar los vinos. Creo que son suficientes ejemplos para darnos cuenta de que somos una especie que necesita de medidas y calificaciones. ¡Ojalá! inventaran alguna escala para medir los chismes y los rumores que tanto daño hacen a la sociedad.

En franca desobediencia a las recomendaciones sanitarias de evitar las aglomeraciones fui a casa de un amigo, con casa llena, ha descorchar unas cuantas botellas. Empezamos con un Chateau de la Grange 06, un muscadet que no exhibe ni de lejos la mineralidad de los buenos muscadets. Tres años para un vinito de su categoría son ya demasiados, además tiene un tufo a vainilla que no sé de donde lo ha sacado. El segundo fue otra decepción; un Casa Madero cepa semillón 2005, de color oro viejo, espeso y brillante, olía a aceite de oliva y algo de fruta amarilla no muy definida, sus mejores momentos han pasado. Recuerdo esta misma añada del chardonnay de la misma casa, un verdadero hallazgo. Debo confesar que saqué la botella de la cava pensando que se trataba del chardonnay. El tinto fue un Sunrise de Concha y Toro, de esos vinos que ni siquiera la etiqueta revise, me parece que fue un carmenere, que hubiera sido lo mismo si se tratara de otra uva ya que la madera era la protagonista.