Archivos para junio, 2010

Burdeos 2007, por las nubes

Qué sería de un aeropuerto moderno sin sus tiendas «duty free», sin sus pasillos repletos de gente sin rumbo, sin asiáticos comprando vino caro y tomando fotografías por todos lados, sin el carrito de golf por los pasillos con la señora gorda desbordándose, sin sus vuelos cancelados o retrasados… Si conoces un aeropuerto sin estas características, no es un verdadero aeropuerto, y si lo conoces, ya conociste todos. Hoy, los más importantes han perdido poco a poco su identidad.

Los ascensos de clase económica a business class forman parte de las nuevas políticas en las tan decaídas aerolíneas. Un golpe de suerte hizo que mi rechoncha figura viajara cómodamente en business class desde México a Frankfurt sin desembolsar un quinto, disfrutando de las comodidades y del champán, así como un riesling troken muy floral y limpio que más tarde encontraría a la venta en el aeropuerto. Se trata de un Franconia riesling Burgüerspitale troken 2008, cuyo precio me sorprendió aún más: 9 €. Al haber tenido tan reposado viaje y tiempo libre de sobra en el aeropuerto, busqué con optimismo algún vino alemán que valiera la pena para llevar y disfrutar en el cuarto de hotel, en Dublín. Para que de regreso; ya sea que comprara las mismas botellas o cambiara por otras mejores, debido a la escala de regreso en la misma ciudad alemana. La primera tienda grande me atrajo como la presa al sabueso.
Al igual que todas las tiendas «Duty Free» de tamaño familiar; tiene su sección de perfumes, aparatos electrónicos, accesorios de piel… pero lo que buscaba estaba más cerca de lo que pensé. A un lado del pasillo estaban las botellas de vino, muy bien formaditas, iluminadas y rodeadas por asiáticos cual enjambre en un prado lleno de flores. Me hizo gracia una japonesa colocándose una botella de Faustino V a unos centímetros de su sonriente rostro para que su pareja perpetuara la imagen con su moderna cámara digital de última generación. Nunca me imaginé que en Japón fuera un vino de culto.

Los precios de la mayoría de los Burdeos son de verdadero escándalo. Después de sorprenderme por lo que piden por la añada 2007, los pronósticos para la 2009 parecen una escalada brutal a precios impagables. Margaux 2007, 495 €. Lafite misma añada 499 €. Del otro lado del anaquel encontré lo que buscaba. Vino alemán a precios comedidos.

                    Los alemanes…

De entre una veintena de ellos, escogí un Krebs Crode 2008 Spätburgunder Spätlese, Rotwein Troken. Ojalá que su copioso y kilométrico nombre hubiera sido directamente proporcional a su contenido. Un vino desconcertante: nariz a barro, notas de grosella y algo de naranja. Boca diluida sin acidez, tan diluido que parecía que le habían agregado agua. La otra botella de la misma marca y añada fue un riesling troken Gutsabfüllung. Vino floral, cítrico de boca refrescante con excelente acidez, pero tampoco para repetir. De regreso a la tienda he metido a la canasta un par de estilizadas botellas; ambas repletas de medallas y reconocimientos, cosa que me hizo dudar. Anselmann Trockenbeerenauslese Ortega 2005, y un Anselmann Eiswein Riesling 2008. Me llamó poderosamente la atención la uva Ortega, un nombre en concordancia con una región de Castilla y León, más que de un vino alemán Trockenbeerenauslese. Hasta aquí mis variopintas experiencias en el aeropuerto.

Confieso haber caído redondo ante la seducción de estas palabras, o mejor dicho de esta marca, producto finalmente de las habituales prácticas de mercadotecnia. Berry Bros. & Ruth impone, una tienda de más de trescientos años en el corazón de Londres, es una de las más prestigiadas. Un «claret» escogido por ellos debería ser, por lo menos, algo digno de beberse en un festejo… Grandes espectativas, pero pocos resultados… empecemos por el principio.
Inicié la tarde de este día del padre con un Spätlese de poca estirpe, pero muy resultón. Machmer Weingut 2006er ¿les dice algo…? un gewürztraminer tirando al anonimato, no se trata de ningún tan famoso Dr. distinguido en otras regiones. Color oro joven… por aquello de oro viejo. Ya que me pareció entre oro y pajizo. Aromas intensos a melocotón, toronja roja, notas de miel y flores, con un final cítrico a cáscara de naranja. Lo más importante es que satisfizo a todos los paladares femeninos. Y para mí, lo que apunté al principio, un Gewürtztraminer resultón. Bebible y accesible, cuando lo podía encontrar en los anaqueles de Superama, aunque hace mucho que ya no lo veo.

El otro, el Claret es un vinito con una nariz bastante confusa entre los burdeos de medio pelo actuales, podría confundirse con algún: chileno, californiano (de las dos Californias), italiano, español o qué sé yo… chocolate amargo, lavanda y pimiento. En boca es de taninos mullidos y de acidez justa. No le veo por ningún lado lo «extra ordinary» al menos que en castellano tenga otra acepción. Tan comercial como lo que se ha convertido este Día. Tanto las madres como los padres tenemos dos de los días más socorridos para las compras y las salidas a comer a restaurantes hasta el tope de incautos. Pero tratándose del día del padre, y habiendo deshechado del inventario este claret, ha merecido la pena el «grandísimo» sacrificio. Lo peor en estos casos es haber cargado la mercancía de tan lejos con tan probres resultados.

Albergando nuevas esperanzas de encontrar algunas cosas interesantes en Frankfurt, que aunque estaré un par de horas para la conexión de otro vuelo, sé que en Alemania debe haber cosas buenas en el aeropuerto, sobre todo tratándose de uno tan concurrido. Mi objetivo: los troken, y uno que otro Mosela dulce, de calidad probada.

Claret Extra Ordinary???

No acababan de despedir a Saramago cuando anunciaban la muerte de Carlos Monsiváis, ayer, a medio día. Como bien apuntaban en un periódico: la «Conciencia de México». Quienes conocimos a Monsiváis, no en persona, pero sí por lo que escribió, sabemos de quien se trata, y lo que hemos perdido, pero como dijo alguien hoy por la mañana; que triste que lo hayamos perdido, pero que afortunados de haberlo tenido. Deja un legado vasto, y como casi siempre sucede habrá quien empiece a leerlo: Yo ya empecé, aunque falta mucho camino por recorrer. QEPD

Sorbete de mandarina y unas gotas sobrantes de Clos de La Barre 2006, a media luz...

Mi primer encuentro con Saramago fue; Ensayo sobre la ceguera, en su quinta edición, noviembre de 2000. Una novela que revela de manera cruda las inmundicias y la miseria humana. La mujer de las gafas, la esposa del doctor, el doctor… no existen nombres y las mayúsculas después de las comas dejan entrever las pausas, como si no le gustara poner puntos. El hombre duplicado es la otra novela que he leído del Nobel de Literatura 1998. Casualmente estoy por terminar Caín, cuando ayer me enteraba de su muerte. Hombre de Izquierda, siempre coherente con sus principios y leal a muchas causas alrededor del mundo, recuerdo haberlo visto por México, apoyando aunque sólo fuera en el discurso la causa del «Subcomandante Marcos». Su obra El Evangelio según Jesucristo fue duramente criticada en varios países incluido Portugal, al punto del auto exilio. Descanse en Paz.

El calor ha disminuido con las primeras tormentas, así que escogí un tinto. Habiendo más de una botella del fenomenal Monopole de Jadot Volnay, Clos de la Barre 2006…no lo pensé más y la saqué de su corto letargo. El 99 me dejó sorprendido, sin duda uno de los mejores que he probado. Sospeché que cuatro años no serían suficientes para disfrutarlo en su plenitud, pero quise correr el riesgo. Abrir Borgoñitas jóvenes no es tampoco una mala experiencia. La verdad es que estaba delicioso, se nota su juventud, pero está bebible y yo diría que disfrutable. Acidez firme, fruta a raudales, eso sí, de la buena, sin maquillajes defraudadores, se empiezan a percibir notas lejanas de tabaco rubio, con equilibrio y gran clase. La siguiente botella tendrá que esperar por lo menos cinco años. Maridó muy bien con un filete en salsa de camarones y mejillones, aunque pudiera parecer que la salsa es de sabor fuerte y textura cremosa, a mi me pareció muy delicada. Exquisita. Rematado con un sorbete de mandarina y un exprés.
Gran vino en su proceso de maduración, para despedir a Saramago. El domingo habrá que descorchar algo bueno, para disfrutar y celebrar el día del padre. Merecido o no, ya está decidido.

Les dejo con una frase de Saramago:

«Nuestra única defensa contra la muerte es el amor»

Casa Madero 2V, 2008

Los calores siguen atormentando a gran parte de los habitantes de México y sus alrededores, no acaba de entrar plenamente la temporada de lluvias, a pesar del puñadito de tormentas que han caído en la última semana. Lo que ha llegado y de manera estruendosa es el Mundial de Futbol. La gente no habla de otra cosa. En muchos centros de trabajo colocaron pantallas, para que los hacendosos empleados pudieran disfrutar del partido inaugural. Ante tal enajenación colectiva, confieso sentirme liberado del yugo de la esclavitud que muchos fanáticos compatriotas padecen al profesar este deporte. Miran el reloj cada cinco segundos, para ver cuanto falta para que empiece el siguiente partido, compran sombreros, paliacates, se pintan la cara, tricolor… Yo.Teniendo en casa a una gran aficionada, me gustaría por un momento sentir algo por el futbol, para poder platicar y experimentar lo que viven los verdaderos aficionados. Ya que por otro lado el fanatismo en todas las disciplinas, rompe con el orden y embrutece los ánimos. Como cuando algún grupo de seudo aficionados acuden al monumento de la Victoria Alada, mal llamado «Ángel de la Independencia» para destruir todo lo que encuentran a su paso, y lo mismo les da un empate o una raquítica victoria.

Para no alejarme mucho del tema que me ocupa en este blog, les diré que me sorprende el gran interés que ha desatado entre propios y extraños, los vinos de Sudáfrica. Y como mi padre decía: «Piensa mal y acertarás», así que es muy probable el incremento del precio en estos vinos de pinotage y cabernet sauvignon, entre otras variedades. Resultado de la fiebre mundialista.

Yo sigo con los blancos, hoy he probado un vino mexicano de Casa Madero. Los recuerdos que guardo del Chardonnay 2005 son muy gratos, uno de los mejores mexicanos de esta variedad. Así que compré y guardé con mucho entusiasmo el Casa Madero 2V 2008, haciendo alusión a las dos variedades que lo componen, o que lo descomponen según los gustos de cada quien. Chardonnay y Chenin Blanc al 50%. Sí, ya sé que no suena muy ortodoxo pero de momento me llamó la atención. Se trata de un vino de alto octanaje, de los que al beber dos copas se empieza a nublar la vista y la garganta se calienta. Vodka en las rocas con un chorrito de limón, en este caso manzana verde, jugo de manzana verde. 13,5 hoy en día no parece asustar a nadie, aunque se trate de un vino blanco. Lo que sucede es que cuando no se integra, resalta como un vestido rojo en un desfile de modas. Le falta acidez y armonía. Mi esposa y yo, no pudimos acabar con la botella. Advierto que si tengo algún error en los datos técnicos es porque he perdido la servilleta donde los apunté, y en la página de la bodega no encontré el vino, ha sido todo de memoria. Así las cosas, mañana será otro día y tal vez esté de ánimos para descorchar algo más ligero pero con más definición y estructura… han adivinado, si pensaron en algún Riesling del Mosela. A mis amigos futboleros; ¡que sigan disfrutando el momento!.