Archivos para julio, 2014

De la Piña a la Uva... En esta ocasión nos dispusimos a descorchar vinos almacenados traídos de diferentes puntos del globo terráqueo que fueron donados por algunos miembros del grupo, los más generosos.
Empezamos con un blanco rumano, de la tierra del Conde Drácula. Byzantium Blanc de Transylvanie 2006. Este vino lo trajo Carlos junto con otros dos, hace mucho tiempo. Él tenía planeada una cata de vinos rumanos. Mea culpa, lo reconozco ya que  saqué una botella al final de alguna cata, nos la bebimos sin reflexionar en lo que estábamos bebiendo, después le dije que yo se la repondría, pero nunca nos pusimos de acuerdo. Afortunadamente estos vinos se venden en México, así que vuelvo a invitar a Carlos para que me diga dónde los consigo. Este blanco es de color pajizo, la variedad de uva nunca pudimos descubrirla y no viene impresa en la botella. Huele a espino blanco y piña. En boca es amplio y goloso, sin perder firmeza. Ha gustado mucho. Repetible
El segundo «blanco» fue traído por Sergio desde Hawaii. Maui Blanc. De entrada parece extraño que en un lugar tropical se pueda dar la vitis vinifera con buenos resultados. Sin advertirlo, hasta poco antes de la cata, leí en la contraetiqueta:

Maui Blanc is a wine made exclusively from the juice of Maui Gold pineapples Hand-picked (…)

Es la primera vez desde 1998 que abrimos una bebida diferente del producto de jugo de uva fermentado. Los resultados son previsibles: jugo de piña fermentado, aunque el alcohol cuyo volumen es de 11.5 es casi inadvertido. Huele a Gerber (papilla) de piña. En boca es planito y abocado, diluido. Un juguito de piña que debería beberse más frío.

El primer tinto Volcano Red es otro hawaiano con una rara mezcla de uva, me imagino que es vitis vinifera, y un fruto tropical llamado jaboticaba. Resultado: un menjuje que huele a «sangría Señorial», con notas de ciruela pasa, en boca es ligero con un cosquilleo de algo que parece CO2, hay quien lo describe como «dulce con aguja».

El siguiente tampoco especifica la uva aunque ya no tiene mezclas raras. Ulupalakua Red, con 13,6 grados de alcohol. Huele a hollejos y fruta negra en mermelada, zarzamora. Boca plana, frutal muy primario y de final amargo, hay quienes echan de menos el tanino en este vino. Inmemorable con causa.

El quinto es un vino de cuya bodega tengo buenas impresiones ya que ha sabido manejar la mercadotecnia sin descuidar la sustancia, que es lo que viene dentro de la botella. Sin embargo hablando de este Sierra Gorda Edición Limitada 2009 de cabernet, merlot y malbec, creo que se les ha pasado la mano con el precio. Nos contó Francisco, quien lo trajo, que su precio es de más de 700 pesos. Vuelvo a mi añeja reflexión de que por ese precio hay una gama de francesitos que lo pueden dejar a uno con el ojo cuadrado. Sé que para muchos suena malinchista pero no me importa. Tampoco estoy diciendo que todo lo que se produce en el país galo sea bueno, hay excepciones muy penosas. Este Sierra Gorda me pareció un vino en el margen de lo correcto, sin enamorar, y por ese precio siempre pido más. Huele a ciruela con notas mentoladas, boca frutal, acidez y tanino comedidos. Punto.

El último, traído por Alfonso: David Hook Barbera 2012. Se trata de un australiano con ínfulas italianas. Un vino de poca intensidad al principio y que a medida que va abriendo despliega algo de fruta con una nota de sandía y fruta roja (ciruela), sin aristas. Un vino correcto también, desconozco el precio. Aquí acaba la cata y los vinos que reposaban en el nicho de los «viajeros».

90 puntos... Precio ??? Hace unos días supe que CUNE, la famosa bodega riojana, recibía 90 puntos de Parker. La noticia lejos de alegrarme me preocupó, y no precisamente porque no sean merecidos esos puntos (para quienes los buscan), sino por las consecuencias posteriores a esa calificación. No es ningún secreto que aquellos vinos que alguna vez gozaban de precios asequibles, una vez calificados con bombo y platillos arriba de los 85/100 puntos, los precios se disparen vertiginosamente. En el caso del CUNE crianza ha sido por muchos años una apuesta segura que sin necesidad de calificaciones de críticos ni medallas ha ido incrementando su precio. Recuerdo hace un par de años cuando apenas pasaba de los 100 pesos. Era sin duda una buena opción para quienes buscamos precio-calidad.

Espero que la bodega maneje la situación con prudencia y no se le suba a la cabeza la calificación del abogado de Maryland. Ya lo dice el dicho: Más vale pájaro en mano, que un ciento volando. Es mejor que siga siendo un vino de apuesta segura y se venda por miles de cajas, y que no entre al salón de la fama, y así pidan las perlas de la virgen. La competencia es feroz.

la foto 2 Por otros derroteros quisiera destacar un vinito de lo más terrenal que otrora me dejaba muy satisfecho. Después hicieron cambios en la presentación y contenido, que no me han dejado muy contento. En 2001 este vino del Valle de Calafia XA Domecq, lucía la presentación anterior, como pueden ver en la foto… Son muchos años, suficientes para que cualquiera apueste que el vino pasó hace mucho tiempo sus mejores galas, incluido un servidor… Mi sorpresa fue mayúscula cuando en casa de un amigo y a falta de vino, hurgó en su despensa sacando este aparente fatigado vino. No sé si fue la guarda, la botella, (algunos aseguran que cada botella es un mundo) o fue la suerte. El caso es que resultó un vino acuoso pero bebible, con restos de fruta bastante consistente, si no estaba para un concurso de galardones en Burdeos sí cumplió cabalmente su cometido esa tarde: Beber unas copitas mientras llegaba la esposa de mi amigo con otras botellas.