Archivos para febrero, 2021

corchosCon poco más de veinticinco años dedicado en mi tiempo libre  (y a veces no tan libre) al vino: leyendo, visitando bodegas, asistiendo a catas de todo tipo, buscando información, compartiendo puntos de vista con aficionados y profesionales… He podido darme cuenta de que este mágico mundo tiene sus etapas. Me remontaré a mis primeras experiencias, cuando estaba en edad de beber alcohol, pero sobre todo cuando empezaba a disfrutarlo. Tendría alrededor de 18 años y la experiencia de  entrar a un restaurante español, italiano o francés,  donde sirvieran buen vino y comida sabrosa, me transportaba a una atmósfera sutil, delicada y llena de encanto donde la comida y el vino eran sin duda los protagonistas, amén de una buena compañía.

Aquel fue quizás el momento de mi vida donde más disfrutaba del vino; sin prejuicios ni contemplaciones técnicas. Simplemente. ¡Disfrutar el vino! Sin saber de regiones, variedades de uva, mezclas, ni tantas otras historias. Poco a poco me fui interesando en saber más sobre este fascinante mundo, aquí entraría al segundo estadio.

Dudas aún sin resolver, pero con mucha curiosidad de aprender. Recuerdo haber encargado un libro a una amiga que me encontré en España, ella llegaba y mi familia y yo regresábamos al día siguiente muy temprano. Como suele suceder, dejé al final la lista de algunas compras, entre ellas un libro sobre vinos. ¿Cuál…? el que fuese me podía servir, hasta ese día no había leído ningún libro completo sobre vinos. pero me era imposible comprarlo el día de mi regreso, al otro día muy temprano.

Título del libro regalado:  «Manual de los Vinos de España» de Pedro Plasencia y Teclo Villalón (Editorial Everest) impreso en 1994. Lo disfruté como pocas lecturas en parte por mi bisoñez en el tema. En una de sus páginas vienen algunas recomendaciones en el apartado sobre el servicio, que deberían ser tomadas muy en cuenta, como por ejemplo las reglas de cortesía en el servicio del vino (pág. 72 regla número 8). Solamente deben rellenarse las copas cuando estén vacías. Pero claro está, aquí, como en muchos países yo diría que la mayoría en América, la propina es un porcentaje de lo consumido… Hoy el libro me resulta un poco anacrónico, no porque yo sepa más que los autores y me aburra, sino que hay rituales que han cambiado para bien. Cito la página 87 (…) jamás acepte vino tinto que salga del frigorífico. Creo que el hecho de meter los tintos media hora antes de descorcharlos los puede favorecer, en caso de que no se cuente con una cava con temperatura controlada. Los comensales lo disfrutarán mejor que si se sirve a más de 18°C. Con todo los puntos superables que hoy podría juzgar, es de mis libros consentidos, quizás por ser el primero.

La otra etapa fue pertenecer a un grupo, y siendo verema.com en aquellos años principios del 2002, un sitio donde nos conocíamos casi todos y por cuyos miembros pude conocer a mucha gente dedicada a la producción, restauranteros, vendedores de vino, enólogos, sumilleres, pero sobre todo a gente interesada en este mundillo. Nombres que pueden formar una nutrida lista, pero que no enumeraré para no omitir a nadie.

Este nostálgico recorrido me parece necesario ya que en la vida hay momentos que se debe  buscar una pausa para poder  hacer un balance del camino andado y lo que podría faltar por descubrir. Concluiría diciendo que la vida, por lo menos a mí, me ha hecho ver las cosas con  sencillez y sin tantos atavíos que muchas veces nos llevan a situaciones artificiales donde es más importante el prestigio del vino, el precio o lo que señalan las guías, que lo que nos dicta el paladar desde un punto meramente hedonista.