Todos los vinos cuentan historias, unas más interesantes que otras. Ayer por la tarde descorchamos uno de esos vinos que por sus orígenes y tradición cuenta la propia. En la contraetiqueta se puede leer:
En la década de 1980, un impulso innovador recorrió el camino entre Segovia y Peñafiel para ir a encontrar, en el corazón de la Ribera del Duero, el vino destinado a acompañar los placeres de la mesa en el Restaurante José María. El lugar elegido acabó convirtiéndose en una de las ubicaciones míticas de la viticultura contemporánea española: las laderas de Carreovejas . En aquel momento nació Autor, que hoy sigue su trayectoria de elegancia y expresión territorial en paralelo con su bodega de origen
En el marco de un restaurante que frecuento, y que siempre me deja muy satisfecho en cada visita. Se trata de un lugar pequeño, de unas 15 mesas, con un menú muy cuidado, materia prima de primera y un esmero en todos los detalles de parte del chef y propietario. Invitado por uno de sus socios y pariente de mi esposa, Carlos. Me había advertido que llevaría algo especial, así que tuve que echar mano de algún blanco que mereciera la pena. Abrimos boca con un riesling alsaciano; Hugel 2021. Bodega que destaca por la estructura de sus vinos: firme, con una acidez exquisita, frutal y al final una elegante nota de queroseno que nos recuerda a la riesling cuando empieza a madurar y mostrar su magia.
Maridó de maravilla con una trucha salmonada y unos espárragos asados. Con respecto al tinto, fue traído de España hace poco, no ha tenido tiempo de reposar, se trata de un vino de baja producción: Autor José María 2020, un riberita vinificado con 93% de tinto fino (tempranillo), 5% merlot y sólo un 2% de cabernet sauvignon. Color picota, denso, sobre-extraído, alcohol bastante integrado, aunque en la medida que sube la temperatura aparece una arista alcohólica. Huele a jalea de fruta negra, con una nota a pimienta. Boca abigarrada, acidez comedida. Tiene una entrada barroca con mucho de todo, quizás le falte vidrio, o por lo menos algún tiempo en reposo. Carraeovejas un pago de vinos que tiran a la modernidad, y que en México han tenido una buena acogida. Después de tanta charla el petit filet a la mostaza está un poco frío. Una espléndida tarde donde hubo mucho que contar, bañada por buenos vinos. Vuelvo a pensar que mi antaño tinto-centrismo está cambiando al polo de los blancos de calidad, sobre todo en latitudes cercanas al Ecuador. ¡Abur!