Archivos para enero, 2012

Ecológicos y algunos biodinámicos…

Apenas ayer por la mañana, antes de nuestra reunión de cada viernes último de mes, me enteraba de que nuestro compañero y amigo Carlos se encuentra muy delicado de salud. Lleva una semana internado en el hospital luchando por su mejoría. Desde aquí todo nuestro afecto a él y su familia; esperando que muy pronto vuelva con nosotros.

René es quien dirigió en esta ocasión la cata, escogiendo un repertorio de vinos ecológicos que francamente nunca había visto y mucho menos probado. Empezamos con un blanco alsaciano 100% pinot gris. Mader 2009 de la bodega Jean Mader. Huele a heno para después desprender aromas cítricos de mandarina, toronja blanca y al final un marcado aroma a membrillo. En boca es abocado de acidez justa y final levemente amargo. Repetible.

El segundo fue un Côtes-du-Rhône de Jean Pierre Michelle Macon. M 2009. Sí, sólo M. Un nombre más adecuado para un proyecto secreto que para un vino. 100% chardonnay y también orgánico. Al principio tiene un olor químico parecido a la orina de gato, por lo menos eso fue lo que me pareció; confundiéndolo con un savignon blanc. Con un poco de aire da frutos secos y notas de piña madura, en boca es seco, falto de acidez, para muchos mineral y de final diluido.

Empezamos con los tintos con un Côtes du Roussillon VIllages ubicado al este de Francia. Notre Terre 2006. Biodinámico con uvas propias de la región: grenache noir, carignan, syrah y mourvédre. Muy cerrado al principio, y es que a nuestro amigo se le ha pasado la mano con el frío en los tintos. Aromas de mermelada de ciruela, albahaca, bastante astringente y poca acidez.

El que siguió fue todo un desastre, empezando por la marca: Malbec XL 2006, no es una talla ni tampoco el número cuarenta en romano, es el cuarto tinto de la noche, un malbec, mejor conocida en Cahors de donde procede, como: Côt, Auxerrois o Côt Noir. Té de roble, con aromas y sabores químicos a barniz, una madera desbordante, en una palabra: imbebible.

La estrella de la noche…

El quinto de la noche fue un Ribera del Duero. Kirios de Adrada 2005 de Viña Borrasquiles, 100% tempranillo de uvas orgánicas. Un vino velado, casi turbio, tosco con fruta roja madura. Nada para suspirar, aunque después del anterior cualquier cosa es mejor.

El último ha sido uno de los mejores blancos que he probado en mucho tiempo. Cuvée de Marie-Kattalin 2008 de Domaine De Souch. 100% petit mangsen uva blanca de bajo rendimiento, vendimiada con frecuencia para vinos de cosecha tardía que se produce principalmente en Languedoc y Jurançon, esta última zona es de donde proviene este gran blanco. Color oro viejo, espeso y algo velado con un poco de burbuja en la copa. Aromas de té verde, flores, manzanilla y algo de champiñón, que me hace pensar en botrytis. Boca delicada con una acidez extraordinaria que enmarca todo el conjunto, dulce, de final eterno, evocador. Como para comprar un par de cajas… Hasta antes de enterarme del precio. 1200 pesos. Aún así una vez al año…

Carlos. Te esperamos pronto por aquí.

Tres largas semanas sin subir entradas al blog es mucho tiempo, no es que me haya fijado alguna cantidad mínima o máxima, ni tampoco que haya renunciado a contar lo que cuento, sino que las circunstancias han hecho que no tocara el teclado. Por un lado mi estómago no está en sus mejores momentos y por otro las botellas que han caído son bastante malitas por decirlo suave, como para poder emitir cualquier comentario. Nunca he buscado destripar de manera encarnizada los malos vinos en este espacio, los que yo llamo; inmemorables con causa. Vinos irrepetibles que no llego ni siquiera a terminar, acabando casi siempre en la coladera del fregadero o en una maceta.
Sumado al hipócrita inicio de las campañas políticas llenas de eufemismos tales como: aspirantes, patria amorosa, mensajes dirigidos al partido… como si estuviéramos ciegos o sordos todos los demás ciudadanos, entre otras estupideces que francamente no mejoran mi estado de ánimo.

Aceptable después de tantas decepciones…

Dentro de este desolador panorama también han caído un par de botellas aceptables, correctas, bebibles. Pero empezaré por la peor botella de malbec que he probado en mucho tiempo. Afincado Single Vineyard 2005, un vino cuya etiqueta señala 14.0% de alcohol por volumen, aunque confieso que cualquier número arriba de esta cantidad sería completamente creíble. Este vino tiene una arista de alcohol que no había percibido en ningún otro vino tranquilo no-fortificado. Un oporto tawny en prueba de barrica tiene el alcohol mucho más integrado.
Hoy precisamente he leído una interesante entrada del blog de Jancis Robinson, de donde rescato algunos párrafos:
(Mi traducción)

Las dos principales razones que aducen al incremento generalizado en los niveles de alcohol son las levaduras, cada vez más eficientes, convirtiendo el azúcar en alcohol de manera más eficaz, y el cambio climático. (…)

Los productores de vino perciben que los consumidores y las autoridades quieren vinos con gusto de fruta más madurada y particularmente con taninos más suaves además de acidez baja (a mayor madurez menor acidez), así que hacen de manera deliberada la vendimia más tardía. (…)

La diferencia entre lo que marca la etiqueta y el contenido de alcohol real varía entre 0.39% en los vinos del Viejo Mundo y 0.45% en los del Nuevo Mundo (…)

Debo decir que odio estas dos denominaciones para el vino, cada vez más anacrónicas.

Dentro de lo aceptable, podría destacar un Burdeos de bajo precio y de nombre largo; Chateau Relais Du Cheval Blanc cuya añada francamente olvidé. Un vino sin muchas pretensiones, que sin recordar el precio exacto, no rebasa los 150 pesos. Tampoco es la copa que se queda para disfrutar a tragos cortos en la sobremesa, ni el vino que inspira a escribir un poema, pero tampoco decepciona.

Sólo espero que todo esto no sea un mal augurio para este año y que pueda pronto disfrutar una buena copa de vino, sin tener que pasarme del lado de la socorrida cerveza.