Archivos para octubre, 2017

Ayer fue viernes, y además de celebrar la cata 212, porque precisamente es una celebración al vino, a la camaradería y  al hecho de seguir vivos en este caótico mundo, también repuse el equipo de refrigeración de la vetusta cava que ya pronto cumplirá 22 añitos. No sé si entre en la categoría de cavas viejas, como las viñas después de los 25. En Europa hay muchas en castillos con algunos siglos a cuestas, aunque tampoco sé si abunden las particulares con estas características. Hay mucho qué contar en los dos años y algunas semanas que estuvo fuera de servicio, bien podría resumirse en mucho moho, etiquetas dañadas por humedad excesiva y temperaturas variantes entre los 19 y los 25°C,  además claro está cierta dosis de apatía para comprar vino. Adopté muy pronto esa costumbre de comprar lo que se bebe pronto, como máximo un mes de consumo. Me preguntaba para qué comprar más vino si no tenía la cava en condiciones para guardarlo por mucho tiempo. Pues bien, hoy volví a entrar y escuché ese ruido del difusor que sonaba a una melodía angelical,  sintiendo en el rostro la suave brisa del aire fresco,  aunque ya no bajaré el termostato a los 16°C acostumbrados, sino a unos comedidos 18 más que suficientes para que duerman y reposen en calma todas las botellas, además de que mi cartera no resienta el pago de la factura de la electricidad. Es pues para mi muy grato volver a cuidar de las botellas y comprar algo más para la guarda. Dicho lo anterior la cata tuvo algunos vinos para comentar:

IMG_0661 (2)Don Leo 2012 Sauvignon Blanc. Un vinito fácil, color pajizo, brillante y fluido, con una espléndida nariz a kiwi y una sutil nota de durazno maduro. En boca es firme, abocado, fresco y de final largo y mineral. Para comprar media caja, aunque los calores se han ido, vale la pena de aperitivo o con un queso no muy maduro.

Coloso 2015. Este vino sé que a mucha gente le daría pena comprarlo, o no podría quitar el estigma del equipo de futbol América, sobre todo quienes le vayan  a las Chivas, pero como yo no soy aficionado, y además me llamó la atención lo que estaba dentro de la botella, lo compré. Huele a regaliz y cerezas, tiene buen paso, algo mineral y de acidez alta. No está mal pero no volvería a comprarlo, me parece que por los 375 pesos (20 dólares) que piden hay ofertas mucho más atractivas.

Don Leo  Pinot Noir 2015. De la misma bodega del primer vino, huele a mermelada de zarzamora y notas de ciruela madura. En boca es muy frutal, buena acidez y notas minerales. Un pinot de 13,9 grados aunque parece que empieza a ser la norma en lugar de la excepción. Bueno si me dijeran que es otra cosa y no un pinot noir, asociado, por lo menos por un servidor, a cosas más sutiles.

Megacero Premium Blend 2014. Un nombre raro para un vino, se antoja para el nombre de esos ridículos robots «Transformers» y no para un vino. Fruta madura a raudales con algunos toques ahumados (tocino). En boca es tosco y muy astringente. Inmemorable con causa.

Tierra Adentro Merlot 2011. Este vino zacatecano huele a piedra de río, para quien no entienda muy bien de qué va, es que nunca ha dado un paseo por las márgenes de un río después de las doce del día, cuando las piedras desprenden ese vaporcito una vez que han ganado calor por los rayos de sol. Es mineral  y tiene notas de ciruela pasa, un toque dulzón y en boca astringencia y poco más. Bebible.

Tierra Adentro Syrah 2011. Chocolate, mermelada de ciruela y arándano. En boca va de más a menos, desenfocado.

Willi Schaefer 2010

Publicado: 4 octubre, 2017 en Vino
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Etiqueta dañada por la humedad, el único inconveniente de humedades altas.

Humedad alta en bodega, etiquetas dañadas único inconveniente.

La añada 2010 de este Riesling.

Después de un año de un invierno crudo y largo, la floración comenzó más tarde que de costumbre, pero pasado el caluroso mes de julio, se logró la misma madurez que la de 2009.

Septiembre cambiante afectó la abundancia de las uvas, al mantenerse la mayoría en buenas condiciones, y después de varios días soleados de octubre la cosecha tardía en el Mosela se logró una vez más. (…)

Esta es más o menos la perspectiva que nos presentan en la bodega Schaefer de esta añada.

Riesling, esa maravillosa uva blanca que tanto deleite proporciona a los paladares de todo el mundo. Sin ninguna duda mi uva blanca favorita, y más tratándose de la región del Mosela, además de venir de un gran productor.

Un vino encantador y delicado, cuyo color amarillo oro y aromas florales me hacen dudar entre beberlo o seguir oliéndolo y contemplarlo toda la tarde. En nariz como ya dije es floral, flores delicada de azahar, madreselva y té verde, fruta entre toronja y pera con una nota lejana de durazno. Y como todos los riesling con algunos años: queroseno. En boca tiene un ligero amargor en la entrada que me recuerda al agua quina, así como algo de aguja que no se logra observar en la copa (burbuja). Espeso, brillante, dulce, miel, flores todo envuelto en una acidez firme pero discreta. Una delicia. Lástima que sea el único que quedaba en la bodega. Por cierto esta botella había sido depositada en los brazos de Morfeo en 2011, un añito después de que naciera. Una selección de Terry Theise, importador de la costa este de EE.UU.