Archivos para May, 2011

Superado de forma parcial el ataque de gota, mi acercamiento al elixir de Baco debía ser restringido y moderado, pero con los especímenes de esta calurosa noche primaveral no pude resistir a la tentación de repetir algunos tragos, seguidos de una dosis extra de Zyloprim.

Cambio de Información por información chatarra...

La botella destinada a quienes llegan con puntualidad, se acabó más rápido de lo que pensé. Sumarroca Gran Reserva 2006, Brut Nature. Una etiqueta colocada justo en la contra-etiqueta, no me permite ver detalles mucho más importantes que saber que es la Selección del Staff de Viña Gourmet… Aunque sí alcanzo a distinguir que se trata de uvas autóctonas, información muy importante para mí, ya que su carácter calizo me hizo pensar por un momento en la chardonnay y suelos calizos. De buena burbuja aunque un poco gruesa, floral con algunas notas de panadería y en boca un carácter eminentemente calizo.
El primer malbec es Tomero 2008, de bodegas Vistalba, nariz frutal: frambuesa y fresa, en boca es astringente con una arista de alcohol, sus 14,4 grados son evidentes a pesar de estar a buena temperatura. Altos Las Hormigas 2009, es bastante popular por diferentes tiendas incluido Costco. Huele a hollejos, mermelada de zarzamora con algunas notas verdes, en boca es frutal y sabroso. El tercero ha gustado mucho a la mayoría, Maula 2006, el más amalgamado de todos, con aroma a higos cristalizados, fruta roja en sazón. En boca es de taninos suaves, buena acidez, muy redondito.

Alto octanaje en noche primaveral...


Punto Final 2009, de bodegas Renacer fue el cuarto, el más moderado de alcoholes con sus «apenas» 13,5 grados. Chocolate amargo, especiado; clavo y pimienta negra, tostados y notas de sandía. Buen paso de boca de taninos mullidos y buena acidez. Repetible. Riglos Gran Malbec 2005, de la bodega del mismo nombre es una tabla barnizada, no encuentro otro aroma. Fruta. ¿Dónde?. Curiosamente ha gustado mucho, hubo quien escribió: Sólido, sólido, sólido… francamente no sé a que se refiere. La madera es sólida, si es que encuentra la relación de los tres estados de la materia… coincido. En boca tiene taninos cálidos, raro a pesar de esa nariz tan «amaderada» y es que 21 meses en Allier nuevo son capaces de doblegar cualquier cosa.
Por último probamos un malbec de ochocientos pesitos, que definitivamente no los volvería a pagar. Tikal Amorio 2007, un vino de Mendoza con un extraño sello del bicentenario de la independencia de México, ¿será una etiqueta diseñada especialmente para las exportaciones de Argentina a México…? De nariz muy integrada… pero en boca la madera ahoga cualquier signo de vida. Hay quien puso en la libreta: «simplemente el mejor; café, vainilla, tostados, grato». Parecería que estuviera hablando de hot cakes. Así concluye la penúltima cata de malbec, la próxima será de los seis mejores ejemplares que hemos catado en la primera mitad de este año.

Después de dos semanas sin escribir en este blog empiezo a reflexionar sobre lo ya escrito y lo que viene. Y es que después de los cuarenta, que dicho sea yo ya estoy más cerca de los cincuenta, las crisis existenciales son más profundas. Veo que algunos blogs han desaparecido, teniendo que borrarlos del blogroll, otros llevan meses sin entradas nuevas en una asfixiante pausa. Un buen ejemplo es el de Manuel Camblor, que desde hace seis meses no ha escrito nada en su blog la otra botella. Hecho que se hace más palpable ya que era uno de los blogs más activos, y nos tenía acostumbrados a dos o hasta tres entradas por semana.
El silencio en la música es necesario, es decir aquellas pausas entre una nota y otra, podríamos aplicarlo a la vida misma dentro de todas las actividades que realizamos cotidianamente, incluido el escribir en un blog.

Muchos blogueros se han planteado la utilidad de lo que escriben… Sin tener respuesta, algunos piensan que se han renovado, otros siguen a un paso más lento y el resto ha optado por cerrar sus puertas. Esta última opción ha cruzado por mi mente más de una vez, pero si no fuera porque hay momentos que me llena el alma poder escribir, ya estaría en la lista de los extintos. Yo siempre he defendido la tesis de que quienes escribimos de manera amateur, lo hacemos en primer lugar como un ejercicio de catarsis; ya serán los lectores quienes juzguen si vale o no la pena. De todos quienes me hacen favor de seguir Gota a Gota, hay muchos anónimos que no han dejado ningún comentario, otros tantos son viejos amigos, y unos pocos son nuevos lectores que acostumbran dejar algún mensaje. Mensajes que alimentan el ego, y que nos permiten saber si vamos por buen camino, o por lo menos que no los hacemos bostezar.

Yo tengo varias preguntas para mis amigos blogueros: ¿Cuántas veces descorchan un vino para tener algo que contar? ¿Cuántas ocasiones se han perdido de algo interesante por estar apuntando en la libretita algunas impresiones sobre acontecimientos relacionados con el vino? ¿Y cuántas otras han buscado ir algún acontecimiento para tener algo que escribir?  Lo que no me queda claro es saber si esta búsqueda de material es algo patológico o es la norma.
Por lo pronto tomaré un receso de algunos días gracias a un agudo ataque de gota. El colesterol, los triglicéridos, el ácido úrico son la antesala de los cincuenta. Habrá que cuidarse porque finalmente por muchas cualidades para la salud que le encuentren cada semana al vino, es lo primero que prohíben los médicos.

Foto extraída de blogcastello.com

¡Bon appetit!

Desde que el hombre de las cavernas mató su primera presa para comer, ha ido sofisticando el arte de preparar los alimentos, a tal grado que ya pocos seres humanos tienen que matar lo que comen, así la mayoría, hasta en los pueblos más alejados, compra el animal muerto, desplumado o sin piel, abierto sin vísceras para someterlo a: cortes, maceraciones, reducciones, inyecciones, y a toda clase de ingredientes traídos en algunas ocasiones de diferentes rincones del mundo, siguiendo meticulosamente un orden, y respetando los tiempos de cocción, entre otras tantas sutilezas; producto de la evolución humana.

El sábado, ese hombre de las cavernas un poco calvo y más civilizado, invitó a sus amigos con sus esposas a una paellada. Una paella que casi nada tiene que ver con la valenciana. Para empezar, el azafrán está por la nubes, prefiero gastarlo en camarones y mejillones. Hay colorantes que la dejan muy apetitosa, aunque un pomito de azafrán a ninguna paella se le puede negar. Después vendrá todo lo demás; incluido el paquete de salchichas coctel, la chistorra y el chorrito de Corona en el último hervor.

Para la mayoría de mis invitados ésta era la primera vez que probaban mi paella mexican style. Y por más elogios que sumen, únicamente cuando repiten me doy cuenta de que les gustó. Siempre he dicho que es un gran placer desde el momento que llego con la lista al súper, para comprar la materia prima, hasta que muestro a mis comensales mi obra culinaria terminada, para que inmediatamente se sirvan ellos mismos, y yo me ponga a un lado para espantarles las moscas, propias del jardín en este calor primaveral.
Sin ninguna duda me gusta más cocinarla que comerla.

Los cadáveres de la tarde...

En este caso la paella fue la protagonista, por lo que los vinos pasaron a segundo término. Debo reconocer que a René le ha quedado como para chuparse los dedos, un chorizo al vino tinto que ha traído desde su casa.
De blancos empezamos con un Castillo de Liria 2010, frutal y ligero, hasta terminar con un Trimbach Riesling 2006…como en las bodas de Caná. Los tintos que más se bebieron ya que hubo varios, fueron los de Campo de Borja, Viña Temprana 2009 , un tinto fácil y rústico, La Cana 2009, un albariño que apenas si alcancé a probar. Desfilaron en desorden otros tantos tintos como: un Toro, Amant Roble 2007 astringente y con buena fruta, un Marqués del Valle Cabernet-malbec 2009, que tampoco probé, y una botellita de Obra Prima Malbec Reserva 2009 que cuando llegó a mis manos estaba casi vacía. Así que rematamos en esta calurosa tarde primaveral con un café y helados de: elote, cajeta… y limón para los más aburridos.