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Viña Las Niñas... Ocho mujeres

Viña Las Niñas… Ocho mujeres

Hace ya algunos años visité Chile, y justo en el corazón de Colchagua en una tienda de vinos en Santa Cruz, pude ver algunas botellas que me llamaron la atención; se trata de vinos cuyas etiquetas tienen retratos de mujeres. Pensaba traer un par de vinos de esa bodega pero finalmente pasó al olvido. Es hasta esta fecha que vuelvo a encontrar vinos de esta marca, ahora en México en los estantes de Palacio de Hierro. Así que para la ocasión he escogido seis. Empezamos con un blanco: Las Niñas Chardonnay Reserva 2012, de color pajizo, aromas intensos a piña y membrillo. En boca es alcohólico y de final amargo.
Las Niñas Syrah Reserva 2012: nariz muy volátil, hay quienes aseguran que tiene algo de sulfuroso, yo sinceramente no lo percibo, el alcohol es evidente, sobre madurado; mermelada de zarzamora, cerezas en licor, en boca es alcohólico y final muy áspero. Una lija. Inmemorable con causa.
Las Niñas Merlot Reserva 2012: El primer golpe es una nota a almizcle que los primeros instantes domina el conjunto, algo de fruta negra indefinida. En boca destaca su acidez, menos astringente que el anterior. Sin pena ni gloria.
Las Niñas Cabernet Sauvignon Reserva 2011 A pesar de sus 14,2 % de alcohol, es hasta el momento el más redondo dentro del conjunto de aristas que exhiben sus hermanos. Aromas a ciruela, y una nota térrea de fondo, en boca es algo menos agresivo con un tanino más acabado, aunque tampoco es para enamorar, «frutal» pero nada que mueva a comprar otra botella. El más caro de los seis, a pesar de no estar impresa la palabrita «premium» ($306).
Las Niñas Carmenere Reserva 2012 Corto en nariz, después de algún tiempo abre con algo de ciruela y cereza. Final amargo, y largo.
Las Niñas Premium 2007, este vino a pesar de ser «premium» es unos pesos más barato que el cabernet ($293), me hace pensar en algún error en la etiqueta del precio. Es sin duda el más logrado. Nariz de mediana intensidad a fruta negra, también con una nota animal de fondo, trufa. Quizás sea el mejor de la noche, y el único que volvería a comprar.
Todas las botellas de esta noche llevan corcho sintético. Tengo que decir que René nos hizo favor de perfumarnos el ambiente de tal forma que me costó más trabajo descifrar los aromas del vino, ya de por sí una tarea compleja para mis chatas narices. ¡Ojalá! que en la próxima ocasión se acuerde que viene a catar vinos y no a una muestra de perfumes…