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Cinco mexicanos y un colado…

En este mes patrio volvimos nostálgicamente a los vinos mexicanos de alta extorsión, perdón expresión. Y es que esos precios lo dejan a uno temblando, y como he dicho y no me cansaré de repetirlo; por esos precios me empiezo a poner muy exigente. La competencia puede realmente ponerse dura e inmisericorde con todo y que la competencia es extranjera, implicando gastos de fletes y otras cositas, a veces no tiene ninguna relación lógica lo que puede pagarse por un vino extranjero contra un mexicano. Pero allá ellos mientras les dure.

Esta noche han faltado tres amigos de último momento, avisando unas horas antes, al más puro estilo mexicano. Sumado a los precios altos, nos toca de un buen billete por cabeza. Empezamos con un cava que no tiene mucho que llegó a México, de la bodega Sumarroca. Nuria Claverol 2008. 65% Xarel-lo, 20% parellada y el resto de la «mejorante» chardonnay, tres años en sus lias y 12% de alcohol, un cava fresco, burbuja media y de mediana persistencia, aunque yo no me fío mucho, ya que dependerá de la porosidad de las copas. Al principio desprende aromas de pastelería, frutos secos, pero poco después se muestra muy floral. En boca es cítrico con cierta mesura y algo corto al final. $590 es algo subido para lo que da. La depredación de los detallistas juega un papel importante en esto de los precios.

De la bodega californiana (México) Vinícola Tres Valles, probamos el Maat 2008 y el Kuwal 2007, ambos vinos muy parecidos; buena nariz, de mucha intensidad. El primero es un grenache noir que es lo mismo que garnacha tinta, sino es así pueden corregirme. Aunque mis compañeros parece que ya le tienen tirria a los vinos mexicanos, para mí son dos ejemplos de vinos de buena fruta que no desmerece con la salinidad. Kuwal 2007 es un vino con aroma a hollejos, amarga en la entrada, largo y con cierta salinidad, moderada.

Big Blend 2008, de Vena Cava. Un coctel de cinco uvas diferentes: 35% syrah, 29% zinfandel, 18% cabernet sauvignon, 12% petit syrah y 6% grenache… ¿algo más…? con sus casi 14% de alcohol huele a aceituna negra, frutos rojos, de buena acidez. Un vino correcto, pero por $500 ya no es tan correcto.

Quinta Monasterio 2008, que en un principio pensé que se trataba del Ribera del Duero. Catorce meses entre roble francés y americano nuevecito. Transcribo algunos comentarios: «bastante más redondo, sin aristas, más largo y amable» otro «simpático, me gustó, ácido, afrutado» me agrada comparar el vino con los humanos, palabras como: honesto, firme, juguetón… describen muchas veces mucho mejor algunos vinos que utilizando el lenguaje propio de «catas profesionales».

Por último de Vinícola La Trinidad, nueva para un servidor, llegó Minotauro 2009. Un vino de 600 pesos que sabe a chamoy del bueno, acidito y salado que al final da algunas notas de sandía, un inmemorable con causa. Así concluye esta costosa cata para rematar con unas pizzas también caras, ¿o será que ya se siente la crisis mundial…?