Archivos para 9 May, 2011

¡Bon appetit!

Desde que el hombre de las cavernas mató su primera presa para comer, ha ido sofisticando el arte de preparar los alimentos, a tal grado que ya pocos seres humanos tienen que matar lo que comen, así la mayoría, hasta en los pueblos más alejados, compra el animal muerto, desplumado o sin piel, abierto sin vísceras para someterlo a: cortes, maceraciones, reducciones, inyecciones, y a toda clase de ingredientes traídos en algunas ocasiones de diferentes rincones del mundo, siguiendo meticulosamente un orden, y respetando los tiempos de cocción, entre otras tantas sutilezas; producto de la evolución humana.

El sábado, ese hombre de las cavernas un poco calvo y más civilizado, invitó a sus amigos con sus esposas a una paellada. Una paella que casi nada tiene que ver con la valenciana. Para empezar, el azafrán está por la nubes, prefiero gastarlo en camarones y mejillones. Hay colorantes que la dejan muy apetitosa, aunque un pomito de azafrán a ninguna paella se le puede negar. Después vendrá todo lo demás; incluido el paquete de salchichas coctel, la chistorra y el chorrito de Corona en el último hervor.

Para la mayoría de mis invitados ésta era la primera vez que probaban mi paella mexican style. Y por más elogios que sumen, únicamente cuando repiten me doy cuenta de que les gustó. Siempre he dicho que es un gran placer desde el momento que llego con la lista al súper, para comprar la materia prima, hasta que muestro a mis comensales mi obra culinaria terminada, para que inmediatamente se sirvan ellos mismos, y yo me ponga a un lado para espantarles las moscas, propias del jardín en este calor primaveral.
Sin ninguna duda me gusta más cocinarla que comerla.

Los cadáveres de la tarde...

En este caso la paella fue la protagonista, por lo que los vinos pasaron a segundo término. Debo reconocer que a René le ha quedado como para chuparse los dedos, un chorizo al vino tinto que ha traído desde su casa.
De blancos empezamos con un Castillo de Liria 2010, frutal y ligero, hasta terminar con un Trimbach Riesling 2006…como en las bodas de Caná. Los tintos que más se bebieron ya que hubo varios, fueron los de Campo de Borja, Viña Temprana 2009 , un tinto fácil y rústico, La Cana 2009, un albariño que apenas si alcancé a probar. Desfilaron en desorden otros tantos tintos como: un Toro, Amant Roble 2007 astringente y con buena fruta, un Marqués del Valle Cabernet-malbec 2009, que tampoco probé, y una botellita de Obra Prima Malbec Reserva 2009 que cuando llegó a mis manos estaba casi vacía. Así que rematamos en esta calurosa tarde primaveral con un café y helados de: elote, cajeta… y limón para los más aburridos.