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Scarpetta pinot grigio 2021. DOC Friuli. Aunque quien sirvió el vino haya tapado la etiqueta, pueden imaginar un cerdo enseñando la carrillera y la papada, de los que sacan las trufas en la Toscana. Observen el color en la copa, o mejor dicho lo incoloro del vino

Nuevamente asistí por la tarde-noche a una cata en City Market anunciada con tres vinos italianos, fui en compañía de Alfonso y su esposa. Se trató de un blanco, un prosecco y un tinto de la Toscana. Vinos, sobre todo el prosecco, que no sé por qué razón; quizá mi falta de hábito con estos vinos, pero no me ha gustado nada. A pesar de los halagadores comentarios de muchos de los asistentes. Burbuja grande, escasa y poco persistente, que se fue en pocos minutos. A la pregunta del sumiller de ¿por qué se llamaba prosecco…? Una de las asientes levantó la mano y respondió que porque antes se conocía la variedad como prosecco y ahora se conoce como glera. Llegando a casa busqué en mi multicitado y viejo libro (tercera edición) de The Oxford Companion of Wine; y dice muy claro que la uva aún se conoce como prosecco, sin mencionar la glera; debe ser porque los datos no han sido depurados, momento para pensar en comprar la última edición. Aunque lo más interesante es que también se vinifican vinos tranquilos. De las 28 millones de botellas producidas al año en esta región: un millón son de vinos tranquilos, 7 millones de frizzante y 20 millones de espumoso (método charmat). Pienso en algunos espumosos chilenos con método tradicional muchísimo más interesantes, por el mismo precio.

El primer blanco: Scarpetta pinot gris 2021 ¡sorprende es casi incoloro!; los ingleses reconocen esta característica como pale lemon green. Es quizás el vino más «pálido» que he catado en mi vida. Por lo demás, nada que me invite a comprar una botella. Aromas intensos a pera, manzana verde con una nota floral a jazmín. Los tres vinos son de la misma bodega: Scarpetta. El último un vino tinto vinificado con 60% sangiovese y el resto de uvas autóctonas: canialolo, ciliegiolo, y colorino. Rubí capa media, brillante y con aromas a barro, y una nota que al principio no había notado hasta que alguien comentó que olía a jamaica, la flor rojiza que aquí en México hierven, cuelan y agregan azúcar para disfrutarse en las comidas.

Los viernes han sido destinados para catar cervezas o destilados en esa misma mesa, estamos apuntados y mañana toca tequila que me dispondré a reseñar.

Viernes por la tarde ha tocado el turno al tequila, de Tequila Jalisco. Porque no todo el tequila se hace por aquellas tierras, aunque parezca mentira hay tequila en cinco estados de la Republica Mexicana: Jalisco, Tamaulipas, Michoacán, Guanajuato y Nayarit. Al parecer sin el amparo de algún consejo regulador, sino de la Secretaria de Hacienda que son quienes distribuyen los marbetes para su legal comercialización. Tierra Noble tiene ocho años de vida, produce 50 mil botellas al año, para contrastar: Tequila Sauza produce Un millón de cajas de 12 botellas cada una. Tierra Noble destila y embotella en Jalisco, en su propiedad de Mazamitla a 7200 pies de altura, siendo una de las destilerías a mayor altura sobre el nivel del mar; donde recolectan las piñas del agave azul (agave tequilana). Por otro lado cada agave debe tener entre 8 y 10 años para poder producir el destilado. Se necesitan 7 piñas para obtener 1 litro de tequila. Nos explicaba que el ajuste en el volumen de alcohol se hacía agregando agua limpia, ya que según la norma debe estar entre 38 y 40 grados. Con todos estos datos me ha dado por ir a la librería a comprar el Larousse del Tequila para adentrarme a este mundillo de los destilados, sobre todo el tequila, que se ha convertido en la bebida nacional.

El primero que catamos fue un blanco, que no pasa por madera: Tierra Noble Blanco. Incoloro, de lágrima perceptible, aunque a la persona que dirigía la cata le pareció que las «piernas» que colgaban eran abundantes. En cuestión de nariz, a mi me costó un poco, además de que no soy el mejor dotado para estos menesteres, sumado al alcohol que enmascara mucho los aromas más sutiles. Miel, anís, vainilla y canela. En boca, aunque no sé si se utilicen los mismos términos que para el vino, tiene buen ataque, untuoso y buen paso.

El segundo Tierra Noble ya tiene madera, se trata de un reposado con una crianza en barrica de roble americano de entre 9 y 11 meses. Apuntaba que las barricas después de 2 años de uso se destruyen. Huele a maple, canela y notas de barro. En boca tiene notas dulces y el alcohol se percibe menos.

El Cristalino fue el último; tequila que pasa por un proceso de filtrado con carbón activado para quitar esas notas amargas, agrias o amaderadas; lo que en el mundo del vino podríamos calificar como defectos. Botella de bonito color gris. Al final me he animado a llevar una botella a casa. El precio es de 799 pesos, unos 45 dólares. Nos mostraron, sólo a la vista, el tequila de más alta gama de Tierra Noble. Se trata de Tierra Noble 4 Cuarto Cristalino con un precio de 5 mil pesos (295 dólares). Hasta aquí la reseña, voy por el libro. Abur.