Posts etiquetados ‘Feria Nacional del Queso y el Vino’

FERIACORTADORJAMONHay una buena cantidad de fiestas alrededor del mundo, pero sobre todo en Occidente, donde el vino, el pan (trigo) y el queso son los protagonistas. Por lo regular marca un ciclo anual ya que en muchos casos corresponde con la vendimia.

El fin de semana pasado viajé al estado de Querétaro, concretamente visité la Feria Nacional del Queso y el Vino que se realiza en Tequisquiapan, pueblo catalogado como mágico. Mucha gente lo visita cada fin de semana, los días de asueto y cuando pueden escapar del caos y la locura de la Ciudad de México para sumergirse  en uno de tantos lugares turísticos alrededor de la gran urbe. Tenía mucho tiempo de no visitarla y como es costumbre atrae a mucha gente, en muchos casos no muy entendida ni del queso ni del vino, sino que ven la oportunidad de emborracharse probando de aquí y de allá las muestras servidas en vasitos, mejor dicho, dedales de plástico. Recipientes que distan mucho de ser los ideales para catar un vino, además de que contaminan el ambiente. Dicho sea al entrar en uno de los primeros puestos vendían copas de cristal, por desgracia no se me ocurrió comprar una. Instrumento indispensable en la tarea de degustar los diferentes vinos que ofrecían en cada estante.

En realidad nada que destacar, algunos vendedores del otro lado del mostrador no cumplían con los mínimos requisitos para esta tarea. Estaban mal informados y con prisa. Después de un recorrido de menos de 45 minutos y con dos botellas de vino en la bolsa; un blanco y un tinto, decidí que era hora de retirarme para pasar a Viñedos La Redonda. Puedo destacar de la feria la gran cantidad de nuevas bodegas, un fenómeno que me impresiona cada vez que asisto a estos lugares.

Nótese la diferencia entre el grosor de uno y otro tallo...

Nótese la diferencia de grosor entre uno y otro tallo…

La Redonda, bodega que en poco tiempo se ha convertido en una de las favoritas de los mexicanos, pujante y esmerada. In situ podemos ver cierta rusticidad además de los remolinos de polvo que venían de los viñedos al comedor con olor a estiércol, algo que no acabo de entender pero que tampoco pregunté. La vid es una planta que le gusta la mala vida, terrenos pedregosos que en el caso de otros cultivos no sobreviven ni una semana. Gracias a sus raíces que van directo al fondo, es que obtienen la ORLANDIhumedad necesaria. Luego entonces para que fertilizarlos. En el caso que ese desagradable olor sea lo que me imagino, o será que tienen vacas lecheras… Me gustaría que alguien me lo explicara. Probamos con la comida el Orlandi cabernet tempranillo, bastante resultón, frutal y con un leve amargor del tanino aún muy presente. Además abrimos un espumoso rosado refrescante y vivaracho para que las mujeres disfrutaran una copa y refrescarse un poco la garganta en medio de un calor sahariano y un sol inclemente.

Ya en la noche de regreso a la ciudad de Querétaro, cenamos por segunda vez en Il Duomo, un restaurante italiano cuya decoración nos recuerda algún castillo perdido en la Toscana, guardadas las proporciones. Aunque para mi gusto bastante oscuro en la noche; tendrían que reconsiderar la iluminación. Lo mejor sin duda alguna es el esmerado servicio y  su cocina. La primera noche pedí merluza en una sutil salsa que me recuerda a la sidra y los espárragos, algo espesa, y digo que me recuerda porque no tenía ninguno de estos dos condimentos.

¡Vinazo...!

¡Vinazo…!

Uno de los mejores platillos de pescado que he probado, además con su cuchillo especial, que raras ocasiones suelen agregar a los cubiertos, tan bueno que repetí al día siguiente. El mejor vino del viaje también lo bebí en este lugar, un soberbio  Valpolicella Brigaldara 2016, y quiero destacar la hechura de este tinto, color rubí de capa baja, fluido y brillante. Aromas a trufa, fruta negra de la mejor calidad y notas mentoladas. En boca es limpio, sutil, profundo enamora a cada trago, como para comprar una cajita. Cada vez que pruebo vinos de este calibre me devuelven el ánimo para seguir buscando nuevos vinos en medio de un mar de mediocridades.

Así termino está reseña de un fin de semana largo e intenso. Abur.